La cámara ideal y cómo utilizarla

Desde el punto de vista del que escribe estas líneas, una máquina de fotos debería ser sobre todo eso, un aparato fotográfico sin más adjetivos. La cámara ideal debería ser sencilla.

No necesitamos que sea un pequeño ordenador portátil, que permita mil modificaciones y tenga mil funciones. Simplemente debería ser robusta y fiable, con las funciones justas y los mandos necesarios, prácticamente sin menús. Con un excelente visor del 100% y una buena pantalla LCD para ver las tomas.

En dicho visor, que ya podría ser hasta electrónico, estaría la siguiente información: diafragma, velocidad, ISO, un único punto de enfoque central y medición, conexión con el flash (en el caso de que estuviera acoplado), una gráfica de compensación, y un buen histograma.

La pantalla LCD recogería toda la información anterior acompañada de un detallado histograma tomado directamente del RAW. Y tendríamos la posibilidad de ver la fotografía sola o acompañada de toda la información disponible. La visión directa no es necesaria a no ser que hagamos macro o trabajemos con el trípode.

Fuji X100T
Fuji X100T

Los largos y detallados menús estarían resumidos en uno. ¿He dicho que la cámara sólo dispararía en RAW? Así no necesitaríamos las compresiones, los ajustes de nitidez, saturación, contraste…Tampoco el balance de blancos, los espacios de color, o los estilos…Casi podríamos prescindir del menú y trabajar con cuatro botones bien puestos para la sensibilidad, la compensación, el bloqueo de exposición y el disparo. Parece que estoy hablando de una Canon F1 o una Nikon FM2 modificadas (qué lastima que necesitemos baterías).

Los modos de exposición serían los clásicos, para tener dónde elegir: Programa, Prioridad del diafragma y de la obturación y Manual, a los que tendríamos acceso a través de una sólida rueda.

Respecto al sensor, ¿qué decir de él? Nos gustaría que fuera un Foveon, más que nada por lo que dicen de él. Si vemos una comparativa entre la Canon Eos 1Dx con un CMOS y una Fuji S5 Pro con Foveon nos llevaríamos alguna que otra sorpresa (ver www.dxomark.com).

Camara

Pero como es una patente protegida, hoy por hoy pediríamos un sensor CMOS (del inglés Complementary Metal Oxide Semiconductor, «Semiconductor Complementario de Óxido Metálico«) con una matriz Bayer, que tiene el doble de verde que de azules y rojos, imitando el sistema de visión humano. Es una malla cuadriculada de filtros que se sitúa sobre el sensor para hacer llegar a cada fotodiodo una tonalidad de los distintos colores primarios. Al interpolar las muestras de varios fotodiodos se obtiene el píxel de color que junto con los demás formarán la imagen.

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Por supuesto tendría que ser de formato completo, y bastaría con 15 millones de píxeles, siempre y cuando hagamos ampliaciones considerables. Pero esos quince millones ofrecerían una calidad fuera de toda duda, incluso con altas sensibilidades, hasta 3200 ISO, ¿para qué más? El ruido sería casi inexistente en todas las sensibilidades, y si sabemos exponer correctamente, careceríamos de este problema.

El tema de las ópticas sería lo que más incrementaría el precio. El sistema sería réflex, por su comodidad, aunque podríamos pedir un sistema compacto para llevar en el bolsillo, por pedir que no quede. Las ópticas serían siempre luminosas, en torno a 2.8; tendríamos la posibilidad de pedir ópticas fijas y zoom. No tendrían distorsiones y aprovecharían totalmente la resolución del sensor.

Y poco más se le podría pedir a un cámara ideal. Que fuera rápida, una buena cadencia de disparo, un buen sistema TTL de flash y listo. Ahora con esto entre las manos, deberíamos salir a la calle dispuestos a comernos el mundo. Pero vamos a ver cómo podemos sacarle el máximo provecho.

Sacar provecho a la cámara ideal

Con nuestra cámara al hombro podemos empezar a hacer fotografías siempre y cuando dominemos perfectamente la técnica y conozcamos los entresijos de la máquina, todo lo relativo a los modos de exposición, su rango dinámico, un control absoluto de sus menús…

También es verdad que las cámaras vienen con mil cosas que no tienen sentido utilizar, pues no permiten centrarte en la toma al 100%. Por lo tanto lo primero sería pasar al formato RAW. Con este simple paso te puedes olvidar del balance de blancos, de la calidad de imagen, del brillo, contraste, nitidez…

Tu cámara digital pasará a convertirse en lo más cercano a una cámara clásica de 35 mm, cuando sólo te tenías que preocupar de cargar correctamente el carrete y de la exposición perfecta.

Leica-I-1

Respecto a este tema ahora tenemos la ayuda del histograma. Puede parecer una herejía fotográficamente hablando, pero con él ya no tiene sentido hablar de modos de medición, incluso de modos de exposición.

Lo único que nos tiene preocupar, desde un punto de vista práctico, es conseguir que el histograma toque el extremo derecho, con el fin de conseguir una mayor gama tonal, una reducción drástica del ruido y un margen mayor de maniobra a la hora de editar. La diferencia entre una fotografía tomada sin tener en cuenta el histograma y otra en la que se ha “derecheado” correctamente es abismal.

Todo parte del siguiente hecho. Los seres humanos percibimos la luz de manera no lineal. Un objeto que recibe el doble de iluminación no lo percibimos el doble de luminoso. Si así fuera, pronto nos quedaríamos ciegos. Sin embargo, el sensor digital, como tal, recibe la luz de manera lineal. Si tenemos un objeto iluminado con una bombilla tendrá la mitad de luz que si estuviera iluminado por dos. Esto significa que en la captura digital tenemos que pensar de distinta manera. Simplemente vemos distinto.

Cómo funciona el histograma

Es difícil de entender, pero vamos a intentarlo. Una cámara réflex de 12 bits es capaz de reproducir detalle a lo largo de seis diafragmas. Esto quiere decir que reproduce 4096 niveles (2¹²). Si a la hora de disparar subexpones un diafragma, ¿Cuántos niveles hemos perdido? Pues la mitad, pues tenemos que recordar que cada diafragma deja pasar la mitad de luz.

Cámara ideal I

De tal manera que si nos equivocamos en un diafragma, perderemos 2048 niveles de información, y así hasta quedarnos con sólo 64 niveles en el caso de hacer una foto totalmente subexpuesta. Esta forma de ver la luz es reinterpretada por el software de la cámara para dar lugar a un archivo jpeg. En RAW, podemos hacer esa “distribución de gamma corregida”, o distribución no lineal de manera más precisa y con mucha más información.

Por el famoso método de ensayo-error, lograremos buenos resultados con unas cuantas jornadas de trabajo. La calidad de los resultados hace que merezca la pena. Por supuesto es un método para la práctica de la fotografía tranquila.

Sin embargo, con un poco de experiencia y teniendo claro dónde medir la luz, obtendremos fotografías de reportaje perfectas sobrexponiendo de media un punto, siempre y cuando no midamos en zonas oscuras, pues se nos quemarán las luces.

En aquellas situaciones donde la iluminación es constante, bastará con hacer una única medición y la posterior comprobación para disparar sin problemas y sin miedo a equivocarse. Con el par diafragma-obturación que nos de el fotómetro, damos un punto de compensación y a disparar sin miedo a equivocarse.

En el caso de que el histograma se quede corto, damos un punto más de compensación o viceversa.

Este sencillo método contrasta con las complicaciones del pasado, cuando nos veíamos forzados a realizar distintas mediciones en varios puntos con el fin de encontrar un punto medio que favoreciera la correcta reproducción de las luces y de las sombras. Ahora sólo dependemos de la información que nos ofrece el histograma y no de la puesta en práctica de teoría pura y dura.

Para conseguir buenos resultados hay que tener en cuenta lo siguiente:

  1. El histograma que muestra la cámara no es el del archivo RAW que estamos haciendo. Es el histograma del archivo jpeg procesado por la cámara. Esto provoca que la información que vemos sea, en la mayoría de los casos, distinta a la realidad, con tendencia a la sobrexposición. Muchas veces la toma parece quemada cuando en realidad está perfecta. Por lo tanto no importa que nos pasemos un poco en la medición.
  2. El equilibrio de blancos también influye en el histograma, y una medición, en apariencia perfecta, puede resultar subexpuesta si modificamos la temperatura de color en Adobe Camera RAW. Si lo dejamos en automático en la cámara, tendremos menos problemas salvo en condiciones complejas de luz.
  3. El espacio de color también influye. Uno u otro pueden tener mayor o menos rango dinámico y estropear una medición o dejarla perfecta. La solución pasa por aplicar correctamente la gestión de color en nuestra cámara y en nuestro programa de edición. Todo en Adobe RGB 1998 y solucionado el problema.

Si trabajamos bien con el “derecheo” solucionaremos en la mayor parte de los casos el problema del ruido y la calidad de imagen. Además, si nos encontramos en una situación de poca luz y nos vemos obligados a aumentar la sensibilidad, esta técnica evitará el ruido inherente de los ISOS altos.

2 comentarios sobre “La cámara ideal y cómo utilizarla”

  1. Jeje me ha encantado la camara perfecta.
    Muchas gracias por los consejos.

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