El flash es una herramienta que muchos fotógrafos tienen en el fondo de su mochila y que sólo sacan cuando es de noche, o para tenerlo siempre puesto y que la cámara parezca más grande. Y todo porque no es fácil manejarlo, a pesar de las variadas innovaciones que van sacando año tras año. Lo más gracioso es que los mejores resultados se dan cuando nos olvidamos de la tecnología y volvemos al mundo manual. Hoy empiezo a publicar esta serie para desenmascarar el uso de la luz portátil.
El mayor delito que se ha cometido con el flash es miniaturizarlo y ponerlo encima del objetivo. Poca gente es consciente del daño que se hizo y de la mala fama que dio a una herramienta tan útil. Aquí vamos explicar y trabajar con flashes tipo cobra, por ser los más comunes en el mercado fotográfico. Pero que quede claro que si queremos excelentes resultados hay que comprarse dos buenos flashes de 400 w, como mínimo, con un buen generador. El problema es que este conjunto (si es realmente bueno) no baja de los 2000€ en las tiendas. Con nuestras pequeñas unidades muchas veces nos veremos obligados a subir la sensibilidad ISO de las cámaras o a hacer muchos disparos para impresionar algo de información en el sensor.
Cuando tienes clientes e ingresos lo mejor que puedes hacer es comprar unos buenos flashes de estudio
Ahora hay una gran epidemia de strobist en el mundo de la fotografía; y es algo maravilloso porque ha puesto al alcance de todos los aficionados, pero que nadie se equivoque. Cuando tienes clientes e ingresos lo mejor que puedes hacer es comprar unos buenos flashes de estudio. Hasta entonces podemos consolarnos, y con resultados muy buenos, con nuestros pequeños flashes de zapata. O ir a por estos nuevos flashes que prometen el oro y el moro, pero que pueden ser más caros que unos de estudio
Para conseguir buenos resultados hay que tener el siguiente material. Los primeros son imprescindibles, y los demás nos facilitarán el trabajo. Personalmente, cuando tengo que hacer un retrato rápido, llevo todo lo que señalo aquí:
Cámara manual
Hay que tener una máquina que permita trabajar en Manual con comodidad y rapidez. No son aconsejables esas cámaras, por ejemplo, que para cambiar diafragma y velocidad de obturación hay que dar al mismo botón. Quiero decir que es mucho más práctico trabajar con una réflex o una CSC que con una bridge o una compacta avanzada.
Es verdad que con las últimas cámaras subir la sensibilidad ya no supone un suicidio técnico, pues consiguen resultados excelentes con sensibilidades tan altas como 1600 ISO, pero se corre el riesgo de sacar fotografías faltas de brillantez, con ese punto luminoso que nos llama tanto la atención cuando vemos las revistas; o con un desequilibrio de luces muy marcado.
Flash de zapata
Hay que elegir uno que permita trabajar también en Manual y con el que se pueda cambiar la potencia para poder adaptarse a cada situación.
Podemos encontrar unidades de segunda mano y de marcas blancas que dan un resultado similar a los más conocidos de Canon y Nikon. Si trabajamos en manual no hace falta que sea de la misma marca que la cámara.
Un flash tiene dos partes fundamentales, que le permiten llamarse con todo derecho flash:
- Tubo de destello o antorcha: es la luz blanca del flash (5500 K), relleno de gas xenón, de gran potencia lumínica y escaso calor. Por su posición, genera una luz dura y dirigida.
- Generador: conjunto de cables y circuitos encargados de generar la luz y llevarla al condensador, donde se acumula toda la energía y se libera cuando es requerida. El condensador es el alma del flash.
La potencia de los flashes se mide en Números Guía (NG). Los fabricantes prefieren exagerarlo, por alguna cuestión humanitaria seguramente… Está calculado, normalmente, para un ISO 100 y con un 50 mm. Su fórmula es:
NG= distancia del flash al objeto x diafragma
Por ejemplo, un flash con un NG 55 es capaz de iluminar un objeto a 5 metros con un diafragma 11 con un sensor a 100 ISO y con un objetivo de 50 mm.
Pero esto no es así en la práctica. Por ejemplo, un flash de una reconocida marca que presume de ese número guía, lo tiene cuando se dispara con un tele medio de 105 mm, y que en realidad para las condiciones consideradas estándar, tiene un NG 42, es decir, es capaz de iluminar un objeto a 5 metros con un diafragma 8. Necesita un punto más de luz del que blasona a los cuatro vientos. Esto quiere decir que el objeto tiene que estar el doble de iluminado para que el flash consiga una exposición correcta. O que el flash es la mitad de intenso de lo que promete. Y eso es mucho.
Un emisor y un receptor
Son dos pequeños dispositivos que permiten trabajar sin ataduras y sin cables y separar el flash de la cámara.
Son caros, especialmente los de la reconocida marca Pocket Wizard, pero se pueden encontrar modelos baratos. También serviría un cable Pc Sync que conecte físicamente el flash y la máquina, mucho más barato pero muy incómodo si estamos trabajando en otra cosa que no sea fotografía macro.
Trípode ligero
Esto es algo que desconcierta a muchos, pero es algo fundamental para colocar el flash donde queramos, no donde podamos. Siempre podemos llevar el flash en la mano, pero si hemos conseguido una iluminación que nos gusta, siempre es mejor tener el flash fijo en un sitio predeterminado.
No es caro y evitará muchos disgustos y limitaciones. Incluso podemos buscas una función a ese trípode de supermercado que alguna vez compramos y del que ahora nos avergonzamos cuando lo sacamos a la luz. Aunque es más ligero transportar uno específico.
Difusores
Fundamentales para conseguir diferentes resultados y efectos imposibles con un flash portátil desnudo, pues amplían el tamaño aparente de la fuente de luz.
Hay muchos tipos: traslúcidos, reflectantes,… Y con muchas formas como paraguas, ventanas de todo tipo y condición, snoot, … Lo mejor es no complicarse y trabajar con una ventana o un paraguas.
Si seguimos avanzando en este noble arte, podemos ir comprando más accesorios hasta ser unos magos de la luz. Pero si queremos llegar a ese punto de perfección, lo mejor es ahorrar para comprarse unos buenos flashes de estudio, como he dicho al principio.
Por supuesto podemos comprar todo por duplicado, o triplicado para tener más posibilidades y parecer más importantes, pero en el mundo de la iluminación pocas veces es necesario usar más de una fuente. En serio.
Eso sí, para empezar con buen pie hay que grabarse con letras de oro la siguiente máxima que repetiré varias veces y que iré perfilando con el tiempo:
La luz del flash se controla con el diafragma y la luz ambiental con la obturación.
Velocidad de sincronización
Depende de la comunión del flash con la cámara.
La velocidad de sincronización (sincro) es el lapso de tiempo (velocidad de obturación menor) en el que el sensor está totalmente descubierto al accionar el obturador de la cámara.
El problema que podemos tener si ponemos una velocidad más alta que la permitida es que una parte de la fotografía saldría negra, ¿y esto por qué pasa? Porque cuando disparamos salta la primera cortinilla y cuando ésta termina su recorrido sale la siguiente; en este proceso la velocidad siempre es constante, lo que varía es el tiempo que tarda en activarse la segunda cortinilla. Ese instante es la velocidad de sincronización.
Cuánto más alta sea la velocidad de sincronización, mejor resultado tendremos en las fotografías que hagamos con luz de relleno que se utilizará sobre todo en exteriores iluminados. 1/250 mejor que 1/60.
En los siguientes artículos seguiremos profundizando en este apasionante tema.
Un comentario sobre “El flash sin secretos (I)”