Aprender a valorar la luz

Muchas veces olvidamos que la luz es la esencia de la fotografía y que su presencia puede cambiar el sentido de una imagen. Siempre que disparemos hay que tener presente la iluminación para conseguir el mejor efecto.

La fotografía es luz y, por lo tanto, depende enteramente de ella, capaz como es de cambiar la calidad de una imagen, hasta variar su sentido. Y aunque siempre hay que disparar, a todas horas, para experimentar, conviene evitar las luces del mediodía estival, pues el sol está sobre nuestras cabezas en dicho momento, y provoca un aspecto plano, sin matices, difícil de controlar.

En esos momentos -y en muchos otros, aunque parezca mentira- hay que aprovechar, por ejemplo, la luz de las sombras. La sombra da un modelado perfecto, y evita un contraste excesivo. Es una de las mejores aliadas para la fotografía de retrato.

Luz de la sombra
Luz de la sombra

Y esta idea sobre la calidad de la luz de la sombra, nos lleva a uno de los mejores momentos para sacar fotografías: los días nublados. Incluso hay fotógrafos que sólo sacan su cámara cuando hay nubes en el cielo. Es entonces cuando, si hay suerte, nace la luz de tormenta, y el contraste entre las luces y las sombras es extremo, y crea unos dibujos, sobre el paisaje, únicos e irrepetibles. Las nubes se convierten en ventanas que difuminan y tamizan la luz.

Cómo medir la luz

A pesar de todo, la mejor luz es la que te encuentras en cada momento, y no sólo las de la mañana y las de la tarde, como dicen los manuales. El secreto es saber cómo medirla y aprovecharla, y eso es lo más difícil, aunque gracias al desarrollo digital, las cosas se han simplificado.

Medir la luz es dar con la mejor combinación de diafragma y obturación para conseguir que una fotografía registre detalles tanto en la sombras como en la luces.

Medir la luz es dar con la mejor combinación de diafragma y obturación para conseguir que una fotografía registre detalles tanto en la sombras como en la luces. Muchos creen que los automatismos solucionan toda complicación, pero los sensores digitales y las películas son incapaces de registrar tanta diferencia de luminosidad entre la luz y la sombra y se impone una necesidad: exponer para las luces o para las sombras.

Si utilizas una cámara digital tienes que exponer para las luces, es decir, a las partes más luminosas de la imagen. Te arriesgas a que las zonas en sombra se pierdan en el negro, pero se pueden recuperar con el programa adecuado. Sin embargo, si has sobrexpuesto, la fotografía no tiene solución.

En las compactas más sencillas, el fotómetro y el enfoque automático son inseparables, por lo que te obligan a situar en la zona más luminosa el objeto principal que quieres enfocado. Pero cualquier cámara, si tiene compensador de exposición, puede solucionar cualquier problema. Puede parecer un lío, pero ahora veremos que no lo es.

El fotómetro de las cámaras está calibrado para dar siempre, como resultado de la medición, un gris medio.

El fotómetro de las cámaras está calibrado para dar siempre, como resultado de la medición, un gris medio. Le da igual si lo que está midiendo es blanco, negro o rojo bermellón. Sólo sabe que esa superficie precisa de tal diafragma y tal obturación para que refleje el 18% de la luz. Los sistemas de exposición han avanzado, pero nunca conseguirán que una célula sensible a la luz sepa que lo que está midiendo es de otra luminosidad que no sea la del susodicho gris.

Esto supone, a grandes rasgos, que si medimos la luz en una pared blanca el fotómetro entenderá que es gris, y por lo tanto dará menos exposición de la necesaria, por lo que nosotros tendremos que compensar la exposición un punto o dos positivos. Con una pared negra pasará lo contrario, que verá la pared gris y nosotros tendremos que dar un punto o dos negativos para grabarlo como realmente es. Y así con muchas de las situaciones que nos encontremos.

Para simplificar todo el embrollo anterior, sería la siguiente:

  1. Medir siempre en la zona más luminosa de la imagen, excluyendo los brillos.
  2. Mirar el histograma. Para conseguir los mejores resultados tiene que tocar el extremo derecho. Si esto no es así, se pueden tomar tres caminos:
    2.1. Si no llega, tienes que dar puntos positivos de compensación.
    2.2. Si está totalmente pegado, es decir, está sobreexpuesto, tienes que dar puntos de compensación negativos.
    2.3. Quedarte con la foto tal como está pues el momento ya ha pasado.

El flash incorporado de las cámaras es otra historia sobre la luz, pero dicho a modo de introducción, y para que se quede grabado, lo mejor es utilizarlo, sobre todo, a la luz del día. Los colores, la brillantez y la alegría que da a las imágenes no tienen igual, sobre todo cuando fotografiamos a la gente.

Además tenemos la enorme ventaja de poder contar con la ayuda inestimable del histograma. Desde que tomamos la fotografía, sabemos si está bien expuesta o no, si las luces están quemadas o podemos darle más compensación de exposición.

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