El flash es una herramienta que muchos fotógrafos tienen en el fondo de su mochila y que sólo sacan cuando es de noche, o para tenerlo siempre puesto y que la cámara parezca más grande. Y todo porque no es fácil manejarlo, a pesar de las variadas innovaciones que van sacando año tras año. Lo más gracioso es que los mejores resultados se dan cuando nos olvidamos de la tecnología y volvemos al mundo manual. Hoy empiezo a publicar esta serie para desenmascarar el uso de la luz portátil.