Esta famosa fotografía de los duques de Windsor de Richard Avedon es uno de los más descarnados y duros de la historia de la fotografía. El poder y la fama del fotógrafo se hace evidente en este retrato cruel de la nobleza británica. Nunca antes alguien con sangre azul había salido tan desfavorecido. La fotografía rompe fronteras y privilegios. Delata a todos los que se ponen delante de la cámara.