Cuando hacemos fotos con una cámara digital, hacemos muchas veces más de las que somos capaces de recordar. Por eso es muy importante saber cómo guardar nuestras fotografías para no perder el tiempo buscándolas.
Como bien sabéis los fotógrafos hacemos hoy más fotos que nunca. Ponemos una tarjeta en la cámara y sabemos que podemos hacer todas las que queramos sin prácticamente límite de espacio. Y siempre tenemos en la mochila dos o tres más por si queremos continuar con nuestra desaforada pasión. El problema surge cuando queremos guardar y organizar todos nuestros archivos.
Cuando empecé con las cámaras digitales, lo más grande que había era una tarjeta de 512 Mb. Hace poco tiempo que han presentado una de 512 Gb. En apenas diez años se ha multiplicado la capacidad por 1000. Y con ella el gatillo fácil de muchos fotógrafos que no saben al final lo que tienen metido en el disco duro de su ordenador. Vamos a ver qué podemos hacer para encontrar cualquier fotografía en segundos o en cinco minutos como máximo.
Consejos previos
Los archivos se pueden perder. De hecho, si no tenemos cuidado o nos miran mal por la calle, podemos perder todos los archivos de nuestra tarjeta por arte de magia o por la famosa ley de Murphy: la tarjeta se estropea, se pierde, la formateamos sin darnos cuenta, etc… Hay un dicho que dice que los fotógrafos nos dividimos en dos, los que han perdido fotos y los que las van a perder.
Hay un dicho que dice que los fotógrafos nos dividimos en dos, los que han perdido fotos y los que las van a perder
Para evitar este posible desastre nada más comenzar tenemos hoy en día varias soluciones:
- La primera es comprarse una cámara con doble ranura para tarjetas de memoria. Y programarla para hacer una copia de seguridad en una de las tarjetas. Es una opción cómoda, pero nos obliga a comprarnos una cámara nueva, y no están los tiempos para estas cosas.
- La segunda opción, y que cada vez gana más adeptos, es comprar una cámara con WiFi y trasmitir la fotografía al móvil o a la nube cada vez que disparamos. La idea es genial -y entra por primera vez el concepto de la nube en esta historia- pero tenemos todavía un gran problema que no se ha resuelto: la duración de las baterías. Si trabajamos así, ya podemos comprar varias baterías para el día a día porque nos quedaremos sin energía en un momento. Y si no podemos comprar una cámara conectada, por aquello de la crisis, siempre podemos hacernos con una tarjeta EyeFi si nuestra pobre cámara admite tarjetas SD.
- La tercera opción, la más veterana, consiste en ir con un disco duro portátil con lector de tarjetas, o mejor aún, un ordenador e ir descargando cada vez que llenamos la memoria. En algunos casos podemos hacer el trasvase a una tableta, pero tendremos que tener una con gran capacidad.
El caso es asegurarse desde el principio que tenemos una copia de seguridad de nuestros archivos. Es la nueva neurosis del siglo XXI. Antes hacíamos un carrete y sólo podíamos cruzar los dedos. Pero dada la intangibilidad de los datos digitales, los problemas de conservación crecen.
En el ordenador
Cuando llegamos a casa, o a la habitación del hotel del lugar donde estamos, deberíamos guardar todos nuestros archivos y clasificarlos convenientemente para evitar perderlos y lo más importante, para encontrarlos en un futuro. Y si no somos metódicos, pronto nos podemos ver invadidos por una montaña de datos donde encontrar una aguja puede llegar a ser más fácil.
En esta situación, lo primero es la seguridad. No hay opción, ni debe haber pereza, y no podemos ahorrar nada en este momento. Es casi obligatorio -allá cada uno luego- comprar dos discos duros, como mínimo, de igual capacidad para tener, al menos, una copia de seguridad de todas nuestras fotografías.
Mucha gente guarda las fotos en el disco duro interno del ordenador y cuando se les llena, aprovechan para comprar uno externo. No es un buen sistema, salvo que tengamos un buen servicio en la nube que permita hacer un backup seguro, o trabajemos con Mac y tengamos activo Time Machine. Si tenemos un PC, podemos mirar servicios similares como Genie9, Crashplan o Acronis. Microsoft tiene un sistema similar, pero parece muy limitado (veremos a ver con W10).
Lo más sencillo es trabajar con los dos discos duros, como mínimo, que he mencionado antes y hacer manualmente las copias de seguridad. Por supuesto que si estamos dotados para la informática, o tenemos un hermano o amigo que se dedica a este mundo, podemos intentar meternos en los RAID, pero esto daría para otro artículo. Y si queremos hacer una copia de seguridad en la nube tenemos todo el derecho del mundo.
Para la nube no solo existe Dropbox, o los servicios integrados de nuestras cuentas de correo. Uno de los más interesantes es que hemos encontrado es el nuevo programa de Canon para estos menesteres, el Irista, o el nuevo programa de las tarjetas de memoria Eyefi. Otra opción muy interesante es el servicio Google Photos, pero si queremos almacenamiento ilimitado tendremos que reducir nuestras fotografías a 16 Mp y conceder a Google
Una licencia mundial para usar, alojar, almacenar, reproducir, modificar, crear obras derivadas (por ejemplo, las que resulten de la traducción, la adaptación u otros cambios que realicemos para que tu contenido se adapte mejor a nuestros Servicios), comunicar, publicar, ejecutar o mostrar públicamente y distribuir dicho contenido. Google usará los derechos que le confiere esta licencia únicamente con el fin de proporcionar, promocionar y mejorar los Servicios y de desarrollar servicios nuevos.
Es muy importante leer la letra pequeña de estos servicios y si decidimos utilizarlos tener una buena conexión de fibra paralela.
Si no tenemos dinero para comprar más y más discos (no podemos olvidar que una de las mejores opciones sigue siendo comprar cinco discos duros, montarlos en un NAS y crear un RAID5) podemos guardar una copia sólo de nuestros mejores disparos, para tenerlos a buen recaudo.
La catalogación
Guardar las fotos para luego poder encontrarlas es una misión imposible para muchos fotógrafos. La mejor opción para la mayoría es el módulo Biblioteca de Adobe Lightroom, aunque en el mercado podemos encontrar opciones muy recomendables como ACDSee. Sin embargo la versatilidad del programa de Adobe no tiene hoy en día rival. Veamos qué podemos hacer:
- Guardar los archivos de una tarjeta en una carpeta. Muchos le ponen el nombre del día, pero también puede servir un código secuencial.
- Nombrar los archivos para poder identificarlos. IMG_2345 no sirve para nada, y se puede repetir fácilmente. Yo renombro con el nombre de la carpeta y un número secuencial. De tal forma que cuando veo una foto suelta identifico enseguida dónde está el original.
- Después empiezo con las palabras clave, que servirán para encontrar rápidamente una imagen por su contenido. Si queremos buscar por sus características técnicas podemos usar los diversos filtros que ofrece el programa, como cámara, objetivo, diafragma,…
Para poner palabras clave empiezo por la localización geográfica y luego dos o tres palabras descriptivas de lo que hay en la fotografía. Si no lo tengo claro, miro la lista de palabras clave para no poner ningún sinónimo. - Cuando he terminado de catalogar, hago la copia de seguridad en otro disco duro y termino. Si esto lo hago con cada tarjeta descargada puede tardar diez minutos, pero si lo hago de vez en cuando puedo llegar a tener miles de fotografías perdidas, y eso sólo lleva a presumir de cantidad de discos duros, nunca de buena imágenes.
Como veis, no es nada fácil, y podemos caer fácilmente en la neurosis. Pero os aseguro que pronto o tarde, si no tenemos precaución, podemos quedarnos sin nuestras queridas fotografías.
Un comentario sobre “Buenos consejos para guardar nuestras fotografías”