Este libro de Kenneth Kobré es uno de los grandes clásicos del tema. Ya va por su quinta edición, y aunque su portada es harto dramática y no se actualiza desde 2006, es un libro muy recomendable de la editorial Omega.
Todo aquel que se quiera introducir en este mundo debería leerlo para empezar a pensar en meterse de lleno en la jungla del fotoperiodismo.
Desde luego no basta con leerlo para lanzarse a buscar la noticia. Hay que estar hecho de una pasta especial, pero es un buen comienzo, uno de los mejores que podemos tener. Falta tener una cultura impresionante, una sensibilidad especial, sacrificar muchas cosas de la vida ordinaria y antes que nada escuchar a los profesionales curtidos.
El libro tiene más de 400 páginas y está repleto de fotografías y consejos que nos ayudan a pensar y colocarnos en ambos bandos, en el del fotógrafo y en el de los espectadores.
El reportero gráfico
No tiene sentido uno sin el otro. Se necesitan mutuamente, aunque algunas veces, el reportero se puede quedar solo e incomprendido. La de veces que un profesional no ha podido publicar su trabajo por ser demasiado duro para el espectador o porque la revista corre el riesgo de perder anunciantes.
El fotoperiodismo últimamente aparece como un condenado a muerte en todos los medios y siempre se habla de su desaparición. Que si la culpa es de todos, que si la gente no hiciera fotos con el móvil, que los anunciantes no quieren publicitarse al lado de imágenes duras…
El fotoperiodismo últimamente aparece como un condenado a muerte en todos los medios y siempre se habla de su desaparición.
Creo que el fotoperiodismo solo morirá si los gobiernos y los medios afines hacen lo imposible por tapar la realidad o desprestigiar a sus autores acusándoles de manipulación. Cuando un gobierno, sea del color que sea, limita el trabajo del fotógrafo, todo se inclina un poco más al abismo.
El fotoperiodista no tiene que salvar su vida con su cámara, como le sucedió a McCullin en Vietnam. Un fotoperiodista tiene que contar historias según su punto de vista, con el inefable don de estar justo ahí. Es el único que puede demostrar que vivió ese momento como si fuera un protagonista más de esa historia. Y que eso, y solo eso, fue lo que vio para que los demás lo sepamos.
El manual del reportero gráfico
A lo largo de dieciséis capítulos vamos entendiendo todos los pormenores de la profesión, desde los objetivos que debemos tener, a cómo enfrentarnos a las diversas situaciones que nos podemos encontrar día a día.
También nos comenta aspectos sobre el equipo que deberíamos tener para trabajar en un mundo que ha cambiado mucho por la inmediatez que da internet. Podemos hacer las fotos y en un minuto mandarlas a las agencias, algo impensable no hace mucho tiempo.
El autor es Kenneth Kobré, profesor y responsable del departamento de fotoperiodismo de la San Francisco State University.
Se puede decir que es un manual universitario, con un dvd con cuatro reportajes para que veamos en acción a cuatro profesionales. Como tal, tiene una extensa bibliografía, en inglés también, que podemos consultar para completar nuestra visión del fotoperiodismo.
Creo que le hace falta una actualización importante, como he dicho al principio. Cierto que muchas cosas que dice son atemporales, pero el mundo ha cambiado bastante desde la última edición en español (la última edición original está prevista para este año). Y no vendría mal una revisión del texto. Aun así, es una joya.
No es barato, cuesta 60€, demasiado para un libro que lleva años en la estantería, pero os aseguro que si alguna vez se os ha pasado por la cabeza dedicaros al mundo de la fotografía de prensa, este es el mejor regalo que podéis recibir esta semana.
0 comentarios sobre “Fotoperiodismo: el manual del reportero gráfico”