Rudolf Koppitz

Rudolf Koppitz, el fotógrafo que cayó en el nazismo

Cuando la política entra en la fotografía muchas cosas se pueden estropear. Rudolf Koppitz fue uno de los más grandes fotógrafos de su tiempo, pero su obra ha quedado estigmatizada por el nazismo, lo que ha provocado el olvido de su figura.

Rudolf Koppitz nació en 1884. Un austriaco de origen checo que llegó a convertirse en uno de los fotógrafos más reputados de su tiempo. Su fama fue tal que su obra figuraba en las principales colecciones de arte y publicaba en las más prestigiosas revistas americanas de la época. Y para ilustrar la primera entrada que se hizo sobre fotografía en la Enciclopedia Británica en 1929 se utilizó una fotografía suya.

Desde luego eran otros tiempos para su legado. Por poner un ejemplo, en la Historia General de la Fotografía de Marie Loup Sougez apenas le dedican un párrafo. Beaumont Newhall ni siquiera le nombra en su Historia de la fotografía, igual que hace Michael Frizot en su enorme Una nueva historia de la fotografía.

Desde ese submundo que confundió el lenguaje de la fotografía con el de la pintura hasta la fotografía documental que terminó practicando se percibe un trabajo interior digno de mención.

Después de tener en mis manos el catálogo de la exposición que hace poco se clausuró en el Musée Nicéphore Niépce puedo afirmar que es uno de los mejores pictorialistas de la historia. Y su evolución es una de las más profundas que se pueden observar en un fotógrafo. Desde ese submundo que confundió el lenguaje de la fotografía con el de la pintura hasta la fotografía documental que terminó practicando se percibe un trabajo interior digno de mención. A la altura de lo que podemos ver en Alfred Stieglitz, por poner un ejemplo más reconocido.

Rudolf Koppitz es hijo del Art Nouveau y del Constructivismo ruso, contemporáneo seguidor de Gustav Klimt; figura predominante del pictorialismo vienés. Es el artista que da forma a esas crisoelefantinas cantadas por Rubén Darío.

http://www.museeniepce.com/

Bewegungsstudie

Su trabajo más importante, que desde siempre se ha utilizado para ilustrar aquel periodo artístico, es Bewegungsstudie (Estudio de movimiento), una mágica serie que realizó con la ayuda de las bailarinas del Ballet de la Ópera Estatal de Viena. Y con su mujer, la oscura Anna.

Biografía de Rudolf Koppitz

Desde muy joven se inicia en el mundo de la fotografía con algunos prestigiosos profesores de la época. Con 17 años ya es considerado profesional y empieza a trabajar en diversos estudios. Y en 1913 ya es profesor de fotografía en el Instituto de Artes Aplicadas de Viena.

En la I Guerra Mundial se alista y empieza a trabajar como fotógrafo aéreo. Cuando se firma esa paz que siempre se está rompiendo, en 1918 vuelve a su antiguo puesto de profesor aunque pronto se convierte en directo del Departamento de Fotografía, por lo que se convierte en el faro y guía fotográfico de la generación de entreguerras. Se convertirá en una figura fundamental de la cultura fotográfica europea. Y su obra será muy demandada en EEUU como uno de los estandartes del pictorialismo, una corriente en la que los procesos como la goma bicromatada y el carbón son los reyes.

Rudolf Koppitz
Autorretrato

Es en este momento cuando conoce a la alumna Anna Arbeitlang (1895-1989), con la que se casa y empieza a evolucionar su trabajo hacia el mundo del desnudo, tanto femenino como masculino. Como nota curiosa, sobre todo si nos situamos en el contexto que tomará su obra en el futuro, él mismo posará desnudo ante las montañas nevadas de su tierra como ejemplo de hombre perfecto.

En 1930 se presenta en Viena la exposición internacional Film und Foto. Organizada por los precursores de la Bauhaus, fue la primera gran exposición de fotografía moderna que rompió definitivamente con el pictorialismo. Es la base de la Nueva Visión, que por fin liberó a la fotografía del lastre de la pintura.

Rudolf Koppitz
Rudolf Koppitz después de Film und Foto

A partir de este momento Rudolf Koppitz abandona su estética y se vuelca en la fotografía documental pura y dura. Empieza a recorrer su país en busca de los viejos ideales de los tiempos pasados: el mundo de las tradiciones anquilosadas y el canto a la naturaleza como símbolo de la pureza del hombre antiguo, la nostalgia de los tiempos míticos… Algo que gustaba a un partido que estaba ascendiendo por aquellos años 30.

La relación con el nazismo

Y es aquí donde su figura empieza a oscurecerse. En muchos sitios hablan de la ingenuidad de un artista que toma unos ideales que se tornan muy peligrosos en una época convulsa. Su trabajo se relaciona con la Heimat, una palabra alemana que habla de una patria idealizada: los campesinos con sus ropas típicas, sanos y felices. Niños blancos lustrosos con las montañas de fondo y hombres y mujeres desnudos, perfectos y arios. Según parece era una forma de promocionar el turismo por esas tierras alpinas.

Rudolf Koppitz

Koppitz murió en 1936, antes del inicio de la II Guerra Mundial, y dos años antes de la anexión de Austria a la Alemania nazi. Por lo que parece, no hay documentos que certifiquen que el fotógrafo acudiera a reuniones nacionalsocialistas.

Sin embargo, el ideal que reflejaban sus fotos estaba muy cercano a la estética fascista, muy cercana a la obra de Leni Riefenstahl. De hecho, está probado que su mujer Anna, de la que he encontrado muy pocas referencias en la red, estuvo vinculada al partido nazi y utilizó las imágenes de su difunto marido con fines políticos. Ella murió en 1989. Muchas de las cosas de aquellos tiempos están ocultas bajo capas de vergüenzas y poca gente quiere descubrir la realidad.

Tal vez no fuera tan bueno como creían en su época, y que abusara de su posición de poder. Pero creo que es injusto olvidar sus fotografías.

El trabajo de Koppitz bien merece una reflexión y un nuevo visionado. Tal vez no fuera tan bueno como creían en su época, y que abusara de su posición de poder. Pero creo que es injusto olvidar sus fotografías. Afortunadamente el museo francés ha empezado a recuperar su historia.

Tal vez la figura de José Ortiz Echagüe sea un ejemplo similar. Fue muy cercano al régimen franquista, pero es una figura que se ha recuperado y que muchos reinvidican. Y si le limpiamos los estereotipos que ayudó a crear, podemos ver la obra de un fotógrafo vetusto (siguió con el pictorialismo cuando en el mundo estaba ya muerto y enterrado) que se interesó por el pasado de su país, tal y como reflejan sus fotografías. Por poner un ejemplo magnifico, Cristina García Rodero le quitó todo matiz político y utilizó su obra para encontrar su estilo antropológico, que no busca rememorar con nostalgia el pasado, sino recordar cómo eramos para mejorar siempre.

 

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.