El mundo cambiaba continuamente empeñado en llegar lo mejor preparado al siglo XX. La política, la economía, la sociedad evolucionaron de tal manera y tan rápido que hoy no hay quién las entienda. Y de las ciencias y las artes mejor no hablemos. La fotografía también cambió, como estamos viendo en este curso. Pasó de ser un entretenimiento de los burgueses a ser el instrumento de las masas con el que mostrarían sus vidas a las generaciones presentes y futuras.
Las cámaras se fueron haciendo cada vez más ligeras; los aparatos de fuelles de cuero plegables fueron sustituyendo a las pesadas máquinas construidas enteramente en madera. Estos ingenios carecían de obturador y era imprescindible manejarlas en un trípode.
Un motivo de salud propició la aparición de las placas secas que sustituirían a las de colodión húmedo. R.L. Maddox enfermó a consecuencia de la inhalación de los vapores del antiguo proceso. Mezcló gelatina con bromuro de plata, lo extendió en placas y lo dejó secar. Se dio cuenta de que las propiedades se mantenían durante mucho tiempo, con lo que esto suponía: dejar el laboratorio en casa y conseguir material mucho más sensible.
La fotografía empezaba a extenderse comercialmente. Además se podía aplicar la solución al papel para positivarlo. Esto supuso la reducción del tamaño de los negativos y de las máquinas. Todo empezaba a ser accesible. Por estos años surgieron los llamados procesos nobles (platinotipia, goma bicromatada,…), que conseguían una gran calidad pero a costa de un laborioso proceso.
El empuje definitivo para la popularización de la fotografía fue la visión comercial de George Eastman en 1888. Tuvo la genial idea de crear una pequeña cámara de cajón con un chasis incorporado que aceptaba un rollo de papel para 100 exposiciones de 6 cm. de diámetro. (sí, eran circulares). Cuando el aficionado terminaba el carrete, mandaba la cámara al laboratorio, donde revelaban las fotos y volvían a cargar la cámara:
Usted apriete el botón. Nosotros hacemos el resto
Eso decía el anuncio. La acogida fue inmediata, y aunque estaba destinada para los aficionados, los profesionales vieron las múltiples ventajas de la película en rollo alojada en una pequeña cámara muy manejable. Eastman fue el fundador de Kodak.
El periodismo gráfico estaba a punto de despegar. Tras la primera guerra mundial aparecieron en el mercado las cámaras que harán míticas los más grandes fotógrafos de la historia: Leica, Contax y Rollei.
El estilo de moda durante esta época era el Pictorialismo, que consistía en imitar las composiciones de los grandes maestros de la pintura renacentista. Era un intento de elevar la fotografía a la categoría de arte, pues no se dieron cuenta de que la fotografía tenía un lenguaje propio. De todas maneras estos fotógrafos fueron grandes artistas que merecen un capítulo para ellos solos, pues dieron con la expresión de la belleza.