Secreto de los grandes fotógrafos

Un secreto de los grandes fotógrafos

Cuando vemos las fotografías más famosas de los grandes fotógrafos, muy pocos aficionados saben un secreto para conseguir esas imágenes icónicas: la perseverancia. Si queremos conseguir buenas fotografías, no debemos conformarnos con el primer disparo. Hay que insistir hasta el final, hasta que la fotografía hable por si sola.

Una de las cosas que más llaman la atención cuando nos fijamos en los fotógrafos que empiezan o en los turistas que llegan a nuestra ciudad es que van armados con una cámara, da igual la que sea, y sólo hacen un único disparo del monumento en cuestión o de la luz que estén disfrutando. Y se van a otra cosa. Luego envían la foto a las redes sociales o cuando llegan a casa la contemplan hasta que se dan cuenta de que podía haber hecho mejor o que es una fotografía magnífica, que también pueden pasar, por supuesto.

Pero si alguna vez observáis a un profesional trabajar o podéis ver las hojas de contactos de donde salen las mejores fotografías (en la excelente serie Contactos de William Klein o en el maravilloso libro Magnum. Hojas de contacto) podréis confirmar lo que digo. No hay que conformarse con el primer disparo. Siempre y cuando sea posible.

El mago del instante decisivo, Henri Cartier Bresson era rápido disparando, muy rápido. Era capaz de ver la situación en un momento, sin pensar. Pero muchas de sus fotografías más importantes son fruto de la perseverancia. Por ejemplo, la famosa imagen de un coche abandonado y un tren de vapor atravesando el paisaje al fondo la consiguió después de tres disparos; la imagen de tres hombres mirando por encima del muro de Berlín salió después de cinco tiros… y así ocurre en muchos ejemplos.

No os confundáis y penséis que me estoy refiriendo a poner el motor en la cámara y derrochar espacio en la tarjeta de memoria. La historia que estoy desvelando es que hay que buscar siempre el mejor encuadre posible.

Pero no sólo consiste en disparar más. No os confundáis y penséis que me estoy refiriendo a poner el motor en la cámara y derrochar espacio en la tarjeta de memoria. La historia que estoy desvelando es que hay que buscar siempre el mejor encuadre posible. Hay que moverse. Cuando encontramos una situación que nos llame la atención hay que hacer la fotografía en ese momento. Pero luego hay que buscar una composición mejor. No os imagináis como puede cambiar una imagen con desplazarse unos centímetros a la derecha o a la izquierda. O con ponerla en vertical en vez de la clásica posición horizontal. Un ejemplo bueno creo que es la fotografía que encabeza el artículo. Fue la última, pero sin duda la mejor por la presencia de esa mujer.

Secreto de los grandes fotógrafos
Primer disparo

Muchas veces nos pasamos horas delante del ordenador intentando arreglar un problema que podríamos haber evitado si nos hubiéramos fijado a la hora de hacer la foto. Siempre se nos cuela un árbol, o el codo de una persona o un mal reflejo. Algo que en el momento nos parece bueno, por la emoción, no lo es tanto cuando ha pasado el tiempo y estamos sentados delante de la pantalla.

Secreto de los grandes fotógrafos
El último y definitivo

Cuando el secreto fue desvelado

Siempre recordaré una clase magistral del genial José Manuel Navia en la que nos enseñó el proceso de creación de una imagen. Imaginaos, un bar de la Castilla profunda a la hora de la partidita del mus, después de comer. El sol entra hasta el fondo de la cantina, la televisión está encendida con la telenovela y los niños ya han vuelto del colegio. Él empezó a enseñarnos todas y cada una de las secuencias que fue robando al tiempo. Subía la cámara, la giraba, esperaba que la televisión tuviera una imagen interesante, que un señor se levantará o tapara el resplandor de la ventana… fueron varios disparos que los legos hubiéramos firmado cualquiera con gusto, pero él no estaba conforme. Había algo que no le gustaba en el momento que repiqueteaba el espejo de su réflex. Tuvo la suerte de descubrirlo en el momento: un cenicero que tenía demasiado brillo por el sol. Lo pudo evitar en el siguiente encuadre. Un paisano levanta la mano, otro es una silueta, la actriz de la televisión parece que mira la partida y una niña corre por el encuadre. Esa es la foto.

Es verdad que no todos somos profesionales, y que no necesitamos la imagen perfecta. Pero todos seguro que queremos mejorar. La próxima vez que disparéis la máquina no os quedéis con el primer encuadre, con la primera foto. Buscad otro encuadre, otro punto de vista. Fijaos en el fondo, estad alerta con los colores. Luego no borréis nada. Y cuando abráis las archivos en el ordenador y los observéis con calma, seguro que encontrareis vuestra mejor fotografía de un instante.

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