El derecho a la imagen acabará con la fotografía

Escribo este artículo a causa de un episodio muy desagradable que le ha ocurrido a una persona muy cercana. Se le ocurrió sacar la cámara ante una situación muy llamativa en la que se vio finalmente envuelta. El derecho a la imagen se está llevando a unos extremos que han derivado en la criminalización de la fotografía y del fotógrafo.

Os pongo en situación. En una zona pública, llena de niños, padres y abuelos, unos adolescentes están peleándose  con guantes de boxeo a puñetazo limpio, a plena luz del día, delante de todo el mundo, olvidándose de todos los ciudadanos que por ahí paseamos, jugamos con nuestros hijos pequeños, o simplemente tomamos un café en las muchas terrazas que hay en dicho lugar. El objetivo es derribar al contrincante de un puñetazo. No están jugando, están compitiendo en la vía pública. Los límites del ring improvisado es el corro de amigos que les jalean o graban con el móvil.

Nadie les dice nada. Pueden partirse la crisma libremente. Pero la gente que pasa por su lado pasan con recelo.

La idea es sacar un lugar público utilizado de semejante forma.

Ante dicha situación, y preocupada por lo que están viendo sus ojos, la persona que inspira este artículo decide hacer una foto del grupo con su móvil. Sin centrarse en nadie en particular. La idea es sacar un lugar público utilizado de semejante forma. Un plano general, sin centrarse en nadie en concreto. A las seis de la tarde. Pero se le dispara el flash.

Automáticamente dicho grupo, de la mano de un adolescente exaltado por la emoción de las peleas que parece haber promovido, corre hacia la persona que ha hecho la fotografía y empiezan a increparla para que la borre.

Esgrimir el derecho a la imagen como defensa

Desde ese momento la persona que ha hecho la fotografía es demonizada por el grupo de chavales que no dudan en actuar en grupo para recriminarla. Ellos entienden que son menores y que nadie puede hacerles foto alguna.

Para ayudar a entender mejor su postura amenazan con perseguirla hasta su casa, incluso juegan con la idea de un posible robo, todo jalonado con palabras malsonantes. Ante el cariz que toman las cosas, algunos de estos preadolescentes piden que no se llegue a esos límites. Incluso unos pocos, después de observar la fotografía, dicen que no se ve a nadie con claridad. Es una toma lejana iluminada con un pequeño flash. Y los fotógrafos sabéis cómo salen dichos disparos.

El pequeño líder no ceja en su empeño y continuamente recuerda que nadie puede hacer fotos a los niños en la vía pública, que es un derecho que tienen para preservar su intimidad. Y que ellos sólo estaban jugando a pelearse. El hecho de usar guantes de boxeo y derribarse de un puñetazo forman parte de esa inocente diversión.

Al final, para evitar prolongar la confrontación, la persona que hizo la foto decide borrarla delante de los niños de toda clase y condición, que responden felices ante el éxito de su petición razonada según los estándares de la televisión que ven y a lo mejor de la educación recibida.

La fotografía ya no existe. Ya no hay documentación de ese momento. Todo lo que se cuente de dicho momento sólo se podrá sustentar en el recuerdo y en su palabra contra la mía. Por cierto, ese líder insulta a la persona implicada cada vez que la ve por la calle.

El fin de la fotografía

Esta historia que he contado es un claro ejemplo de lo que vivimos hoy los fotógrafos, y del peligro que tiene hacer fotografías en la calle.

Hace tiempo asistí a una clase con un abogado especializado en el mundo de la fotografía. La primera frase que pronunció fue demoledora:

Si no queréis problemas no hagáis fotos en la calle.

Y en los tiempos que corren tiene toda la razón del mundo. Cualquiera puede demandarnos por salir en una fotografía. E incluso puede ganar. Todos quieren preservar su intimidad que piensan inviolable. Muchos piensan que si te escondes detrás de una cámara es porque tienes algo que ocultar y que esa imagen la vas a utilizar para algo malo.

La ley es clara al respecto, y no se puede rebatir:

A todos los que la presente vieren y entendieren.

Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente Ley Orgánica:

Conforme al artículo dieciocho, uno, de la Constitución, los derechos al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen tienen el rango de fundamentales, y hasta tal punto aparecen realzados en el texto constitucional que el artículo veinte, cuatro, dispone que el respeto de tales derechos constituya un límite al ejercicio de las libertades de expresión que el propio precepto reconoce y protege con el mismo carácter de fundamentales.

Pero lo que sí podemos es leer e interpretar lo que la ley dispone. Y lo que se debería hacer es por supuesto, valorar y adaptarse a cada situación. La fotografía cuenta historias, y pocas veces se actúa por mala fe.

Los fotógrafos buscamos documentar la sociedad. La foto que motiva el artículo podría servir para ver cómo se comportan los niños que acaban de entrar en la adolescencia. Alguien podría verla e intentar ver qué es lo que lleva a unos niños de 12-15 años a pelearse con guantes de boxeo hasta caer en la calle delante de todo el mundo.

Conclusión

Prohibir sacar fotos en la calle es permitir que las cosas se olviden, que nadie recuerde cómo era la vida en nuestro tiempo. Además hay una fuerte contradicción, pues la mayor parte no duda en publicar en las redes sociales cada uno de los detalles de su vida (y mucho más los jóvenes), y cualquier rastro visual que dejen ya no será anónimo. Sin embargo, las fotos que hacen los fotógrafos en la calle sirven para explicar cómo funcionaba una sociedad, no un único individuo. No deja de ser contradictorio.

Las fotos que hacen los fotógrafos en la calle sirven para explicar cómo funcionaba una sociedad, no un único individuo.

Entiendo que nadie tiene derecho a sacar una foto en tu casa de tus hijos y luego hacer una cartel publicitario con dicha imagen. Igual que nadie tiene derecho a sacar de contexto un fotograma en el que aparezcas, pero de ahí a prohibir hacer fotos a cualquiera que ande por la vía pública. ¿Os imagináis los tiempos pasados sin las fotos callejeras de los clásicos europeos? Nunca sabríamos como eran los colegios, lo felices que eran los niños franceses con una barra de pan en la posguerra, o cómo se besaban los jóvenes cuando terminaba una guerra.

Eso sí, como dije hace poco, no hay problema en sacar a los niños pobres muertos o llorando por los efectos de una bomba. Si no eres occidental, por el bien de la noticia, no tienes ningún derecho a preservar tu imagen. Para estas cuestiones no hay nada como ser europeo con dinero o miembro de las fuerzas de seguridad españolas.

Creo que todo se resolvería si se acordara que el problema se podría plantear si las cosas se sacaran de contexto. Siempre y cuando utilicen mi imagen para describir algo que realmente estoy haciendo, debería estar permitido. Nunca cedería mi imagen para ilustrar un artículo sobre fascistas, pues no hay nada políticamente más alejado de mi, pero no me importaría que formara parte de una fotografía de un reportaje sobre amantes de Madrid.

Y para terminar, el niño que ha desencadenado todo esto no tenía ninguna razón ni derecho alguno, pues la misma ley que en principio le ampara dice que

Los derechos protegidos en la ley no pueden considerarse absolutamente ilimitados. En primer lugar, los imperativos del interés público pueden hacer que por ley se autoricen expresamente determinadas entradas en el ámbito de la intimidad.

Lo triste de toda esta historia que hasta para hacer fotos hay que tener un buen abogado. Mucho cuidado la próxima vez. Una pena pero las cosas están así.

8 comentarios sobre “El derecho a la imagen acabará con la fotografía”

  1. O también podría ser menos descarado , y sino tenía otro medio con el que realizar la foto sabe a lo que se expone, y que quieres que te diga, tanto estamos en el derecho de hacer la foto, como que la persona fotografiada sino está de acuerdo decirnos que por favor borremos dicha foto, la fotografía no está por encima de la intimidad de las personas que no se te olvide eso…

    Mucho dramatismo en tus palabras para decir poco o nada la verdad.

  2. Buenas…
    Es verdad lo que dices sobre que «la fotografía no está por encima de la intimidad de las personas», pero esos niños no estaban en la intimidad. Estaban en una plaza pública rodeados de niños mucho más pequeños y personas mayores, haciendo algo que no está bien y que sobre todo no es bueno para su integridad física, pues no había ni un adulto pendiente de ellos. El tema es que con la fotografía se podrían haber documentado los hechos. Esos niños parece que conocen sus derechos, pero olvidan sus obligaciones. Este artículo sólo busca el debate, sin olvidarse de la buena educación. Y que sin la fotografía perdemos para el futuro cómo era nuestra sociedad.
    Gracias por pasarte.

  3. Intenté publicar otro comentario, pero la página no me lo permitió. Este artículo es tremendamente inconsistente y solo se plantea desde el punto de vista del fotógrafo, como si este fuese un ser puro e incuestionable con derecho a fotografíar lo que le venga en gana. Es evidente, que frente al ímpetu artístico fotográfico existen cuestiones mucho más importantes, como la ya subrayada intimidad de las personas. Más aún siendo menores. El autor se compara con Bresson sin tener en cuenta de que cuando él fotografíaba solo había unos cuantos fotógrafos con una limitación de 36 fotogramas por carrete y que hoy en día cada ser humano tiene una cámara con la que puede fotografíar ilimitadamente a su disposición las 24h del día, sin mencionar el acceso a las redes sociales y la capacidad exponencial de difusión de las imágenes. ¿Cómo no se va a proteger el derecho a la intimidad de las personas? ¿Cómo no se va a proteger la imagen de un menor, o de un mayor o de cualquier ser humano? ¿Por qué el criterio del fotógrafo «artista callejero» ha de prevalecer confianzo en su nobleza y buenas intenciones artísticas? No, hombre, no. Habrá que proteger a las personas antes que a los «artistas». Habrá que asegurarse de que nadie ofenda, ridiculice o símplemente utilice sin consentimiento la imagen de otra persona, no? ¿O es que los fotógrafos todavía no hemos aprendido el poder de una imagen? Si los fotógrafos callejeros tienen más problemas que antes para hacer «su arte», tendrán que dejar de echar de menos el momento decimonónico y adaptarse a los tiempos que corren. Por otra parte, el espacio público no da legitimidad para que se haga un uso privado de la imagen de nadie!

  4. Buenas…
    No sé qué problemas has podido tener para publicar otro comentario. Ya he visto que también has publicado lo mismo en Fb. Espero que lo puedas solucionar, desde luego.
    Creo que no has entendido el sentido del artículo, pues nunca se dice en él que la intención de la fotografía de la que se habla sea la artística. No puedo entender que creas que me comparo con los grandes, cuando sólo digo que gracias a ellos conocemos cómo era la vida antes.
    ¿Por qué hay que proteger a la gente de la fotografía? ¿Es malo hacer fotos en un lugar público lleno de gente? ¿Desde cuándo? Todos nos hacemos fotos, todos andamos por la calle y tenemos derecho a hacer fotos. Otra cosa es que nos moleste. Y otro tema es la esfera privada, donde nadie puede entrar sin tu consentimiento, desde luego.
    El artículo está escrito desde el punto de vista del fotógrafo, claro está. Es un blog de fotografía. Y habla sobre las dificultades de la fotografía callejera. Nunca digo que el fotógrafo sea un ser puro e incuestionable. Yo creo que nada es blanco o negro. Creo en los matices, desde luego.
    Gracias por pasarte.

  5. Hola!gracias por tu respuesta. Yo también soy fotografa y mi punto de vista también es el del fotografo…solo que amplio un poco el angulo de visión y me doy cuenta que frente a mis ansias documentales está el derecho de los demás. No es un derecho que venga de la nada: quien da las credenciales de fotografo? Como sabe el fotografiado que uso y destinacion va a tener su imagen.en.manos de otra persona? Quien garantiza las «buenas intenciones» documentales o artisticas? Como comprenderás, a dìa de hoy, cualquiera deviene fotógrafo en cualquier momento (a diferencia de los tiempos clasicos a los que aludes, donde solo unos pocos tenïan una cámara) y por lo tanto los derechos para salvaguardar la imagen de cualquiera han de ser observados. Imagino que a esos chicos no les harìa gracia a) que vieran la foto sus padres b) salir en algún medio para que otros se.lucren a su costa o c) que el fotografo se pajee con. Su imagen. Lógico, no crees? No te parece bien que se contemple el derecho que salvaguarda sus intereses? Prestarìas tu imagen sin reparos a cualquiera? Yo no!

  6. ES bueno ver como un artículo de fotografía genera tanta controversia y tanta «pasión». Yo no soy fotografa pero tengo máquina de fotos y móvil y hago fotografias por la calle, igual que me las hacen a mi cientos de veces…pero hasta que no compruebe que se están lucrando con mi imagen, o la están aplicando a un tema que nada tiene que ver ni conmigo ni con el momento en que me la tomaron, no tengo derecho a presentar una demanda…Tal y cómo se explica en el artículo al no identificarse claramente ningún rostro no veo el problema…es decir, debían tener esos chavales muy claro que lo estaban haciendo en la vía pública no era muy «ejemplar» para que les molestara tanto la dichosa foto…El tema de los insultos y de las amenazas, también se mereceria un artículo a parte…pero no de fotografía, sino de la educación personal y cívica de muchos niños y adolescentes, Un tema mucho más candente y preocupante que el que les sacaran una foto de lejos.

  7. ¿Estamos criticando a estos críos por ser maleducados y brutos o por reivindicar el derecho sobre su imagen?

  8. Buenas…
    Estamos criticando que hoy en día casi sea imposible tomar una foto en una zona pública, sin centrar la atención en alguien en particular. Que sea imposible ir por la calle y que no se pueda hacer una foto si sale gente por si alguien se molesta. Que levante la mano quien nunca haya hecho una foto en la calle, ya sea en su ciudad, en su pueblo o en la ciudad que esté visitando. Y sí, también da miedo que si unos críos están peleando en su sitio público con guantes de boxeo hasta hacer caer al rival no se pueda hacer una foto denuncia. ¿Es mejor dejarlo pasar? Y critico a una sociedad en la que está permitido hacer fotos en el tercer mundo pero con restricciones, cada vez más, a los del primer mundo.
    La fotografía no es delito, sólo el mal uso que se hace de ella.

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