Sebastiao Salgado: Amazonia

Sebastiao Salgado: ‘Amazônia’ y el espectáculo fotográfico barroco

Acaba de llegar a Madrid la última exposición de Sebastiao Salgado: ’Amazonia’. Un trabajo espectacular que venden como una experiencia vital. No vamos a ver una exposición fotográfica de un clásico vivo, sino otra cosa más cercana al puro espectáculo barroco.

La última exposición del genio brasileño por estos lares fue ‘Gold: Tierra quemada’, que pudimos disfrutar en Fuenlabrada, en las afueras de Madrid. La entrada era gratuita. Para ver la exposición en el Centro Cultural de la Villa, en el centro de la capital, tendremos que pagar un mínimo de 9 €, precio que fluctúa según el día y la hora.

En pocos años, el acceso a la cultura en Madrid ha cambiado mucho. Ver ‘Génesis’, su última gran obra, solo costaba 2 € en 2014… Puede chocar empezar la crítica de una exposición de esta forma, pero es una forma de señalar claramente uno de los grandes problemas de esta exposición tan exclusiva.

Sebastiao Salgado, un fotógrafo único

Aquí venimos a hablar de fotografía, así que vamos a centrarnos. Sebastiao Salgado es uno de los autores más reconocidos del panorama internacional. Tiene una de las carreras más reconocidas de finales del siglo XX.

’Trabajadores’ y ‘Éxodos’ fueron proyectos extenuantes, tan duros que le dejaron física y mentalmente destrozado. Pero abrir esos libros, que es lo que al final queda, es una experiencia única.

Después de sufrir una depresión por aquellos trabajos, retomó la ilusión por la fotografía con la ya mencionada ‘Génesis’, que nos llevó a los últimos lugares vírgenes del planeta.

Fue entonces cuando descubrió las bondades del mundo digital, lo que supuso un cambio muy marcado en su estética, en la que el contraste excesivo y los cielos exagerados hacían acto de presencia.

Todos tenemos derecho a cambiar, a revolucionar nuestro estilo. Pero es curioso ver cómo un maestro clásico parece caer en los errores que siempre nos señalan los profesores y que vamos cambiando con la edad.

La polémica constante de su trabajo

Es ya recurrente acusarle de utilizar el horror para enseñarnos la belleza. Es su forma de hacer llegar el mensaje, es su estilo. Y que se sepa, nunca se ha aprovechado de alguien para conseguir una fotografía. De hecho, en la exposición que tenemos entre manos, prácticamente todos los retratados tienen nombre y apellidos.

Desde sus primeros trabajos ha compuesto con la luz como muy pocos han sabido hacerlo. Sus copias siempre han sido excelsas, pero el tiempo se ha llevado toda la mesura.

Parece que su ojo económico ha vencido al ojo creativo.

Ya no es un fotógrafo épico que recorre el mundo con la cámara al hombro, sino que se ha convertido en un documentalista con una misión, concienciar al mundo. Parece que su ojo económico ha vencido al ojo creativo.

Ha sido capaz de retratar el infierno en la tierra tantas veces, como James Natchwey, que lleva tiempo intentando escapar de él. Ahora solo fotografía la vida. Y es lo que vamos a ver a raudales a lo largo de las salas. Aquí ya no existe la polémica.

La visita a la exposición Sebastiao Salgado: ‘Amazonia’

Durante el recorrido, confuso como si estuviéramos perdidos en la selva amazónica, encontramos más de 200 fotografías, siete películas y ambientación sonora compuesta por Jean-Michel Jarre con sonidos originales de la selva.

Hay que dedicarle mucho tiempo. Los organizadores calculan cerca de 90 minutos. Es una exposición perfecta para aprender sobre el pulmón de la tierra y la necesidad de preservarlo. Es una clase de medio ambiente ilustrado con fotografías.

Todo está a oscuras, salvo las enormes copias perfectamente enmarcadas por focos de luz. Es un espectáculo apabullante, en el que se valora más lo que representa que las fotografías en sí.

No quiero ni imaginar lo que habrá costado el montaje de esta exposición, ni la edición de un libro que presumen que tiene casi 600 páginas. Aunque luego existe una versión mucho más reducida y manejable en la que vemos lo esencial.

Es tan grande, que estoy seguro de que algunas de las fotografías no las vi porque me perdí. No sabes por donde ir y en cualquier momento puedes aparecer en la tienda.

Las fotografías de paisajes son enormes, los retratos son más pequeños y las escenas aéreas pasan una y otra vez por nuestra retina, hasta el punto que parece que están repetidas.

Al finalizar, no eres capaz de asimilar toda la experiencia, digo exposición. Es, como creo que he dicho ya, excesiva en todos sus frentes. No hay comedimiento. El mensaje tiene que llegar de todas formas: la Amazonia es única y hay que preservarla.

A modo de conclusión

Es difícil decir si me ha gustado o no Sebastiao Salgado: ‘Amazônia’. Considero que es una exposición necesaria, pero no es solo para los fotógrafos, muchos de los cuales se pueden llegar a sentir defraudados. Las imágenes, la gran mayoría, solo son bonitas que repiten lugares comunes.

Y esto es algo que va a enamorar al gran público, porque no hace falta entender nada técnico ni estético. Los que quieran ver al maestro fotógrafo, no lo van a encontrar. Hay muchas fotografías, demasiadas, yse repiten una y otra vez. Y me encantaría ser el autor de alguna, desde luego.

Los retratos, esas miradas que siempre ha encontrado, están ahí, delante de nosotros. Pero si miramos las fechas, bastantes son de años pasados, de principios de los noventa, cuando trabajaba de una forma distinta.

Siempre digo que Robert Frank cambió la historia de la fotografía con 83 fotografías. Y para ‘Los americanos’ disparó 767 carretes, casi 27.000 instantáneas.

Se puede contar mucho con poco, pero los Salgado no lo entienden así. Son tremendamente barrocos. Y no quieren dejar un cabo suelto con las fotografías que él ha hecho a lo largo de siete años de proyecto.

Lélia Wanick, la comisaria, apuesta siempre por el exceso. Esto obliga a editar libros de 600 páginas y 100 €, aunque también podemos comprar uno más resumido y económico por 15 €. No me imagino que cualquier fotógrafo pueda hacer lo mismo con alguno de sus trabajos.

Quizás ellos han dado en el clavo y se han dado cuenta de que los fotógrafos tenemos que vender. Ganar dinero -como sea- para los proyectos que tengamos entre manos, como el Instituto Terra con el que están consiguiendo recuperar la selva perdida.

Ya no queda tiempo para los romanticismos. Hay que salir de la endogamia del gremio en el que solo nos compramos libros entre nosotros mismos. Y ofrecer algo distinto. ¿Será el camino mostrado por esta pareja?

De todas formas, no se puede negar, cuando te encuentras frente a los retratos de los habitantes de la selva o ves los ríos voladores, no puedes dejar de emocionarte y ver la luz de un fotógrafo que siempre nos había guiado de la mano.

4 comentarios sobre “Sebastiao Salgado: ‘Amazônia’ y el espectáculo fotográfico barroco”

  1. Estoy de acuerdo en tus apreciaciones, yo sentí lo mismo que tú, aunque en mi caso no es ésta la primera ocasión en que las imágenes de Salgado me decepcionan por excesivas. No se trata del fondo sino de la forma. Un saludo Fernando.

  2. Buenas…
    El paso al mundo digital no hizo ningún bien al trabajo de Sebastiao Salgado. Ya en ‘Genesis’ noté el cambio… Y mira que me gusta el contraste, pero creo que en su caso es exagerado. Muchas gracias por pasarte y comentar. Me encanta tu trabajo.

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