Robert Doisneau

Robert Doisneau que estás en los cielos

La Fundación Canal ha inaugurado esta semana una de las mejores exposiciones de la temporada: Robert Doisneau. La belleza de lo cotidiano. Uno de los grandes fotógrafos de la historia que nos servirá para descubrir qué es realmente la fotografía de calle.

Robert Doisneau es el fotógrafo de París que nació el mismo día en el que se hundió el Titanic, el 14 de abril de 1912. Tiene algunas de las fotografías más geniales que se han hecho nunca sin artificio alguno. Sólo la cámara. Todo depende de su forma de mirar las cosas.

Él prefería llamarse pescador de imágenes más que cazador, un término muy popularizado hoy en día que nos hace parecer más agresivos sobre el papel. Y realmente no hay ninguna necesidad. Sobre todo si eres capaz de hacer alguna de las 110 fotografías que hay en la genial retrospectiva.

Robert Doisneau, el fotógrafo humanista

La exposición reúne los grandes clásicos de Doisneau junto con trabajos menos conocidos para el gran público. Está dividida en dos partes La belleza de lo cotidiano y Palm Springs 1960, que descubre el trabajo en color de quien creíamos fiel hasta la muerte al blanco y negro.

Robert Doisneau

En la primera sección veremos copias vintage de sus obras maestras, entre las que destacan El beso de l´Hotel de ville 1950, Los panes de Picasso, Criaturas de ensueño, Mademoiselle Anita… seleccionadas por las hijas del autor, Annette y Francine.

80 fotografías con el sello del humanismo fotográfico. 80 joyas que valen por más clases de fotografía si sabes mirar. No esperéis grandes copias, sino positivos tal como los ideó él en vida, reveladas muchas veces en el cuarto de baño de su casa (me hubiera encantado preguntar eso a una de las hijas, pero me fue imposible).

Robert Doisneau

Llama la atención que la mayor parte de su trabajo lo hizo con la famosa Rolleiflex, la cámara de estómago, o como muchos la llaman, la máquina del respeto -pues obliga al fotógrafo inclinar la cabeza para poder mirar- y que las copias no sean cuadradas. Un reencuadre que imagino no gustaría mucho a uno de sus mejores amigos, Henri Cartier-Bresson.

Robert Doisneau

Como bien señalan en uno de los textos que acompañan el recorrido, esa realidad que nos han enseñado muchas veces mal en los libros llenos de tópicos y en las escuelas de antaño, no es tal:

El mundo que intentaba mostrar era un mundo en el que yo me sentiría bien, en el que la gente sería amable y en el que encontraría la ternura que deseo recibir. Mis fotos eran como una prueba de que este mundo puede existir.

Palm Springs 1960

La sorpresa llega al final de la retrospectiva, cuando descubrimos en el pasillo de ladrillo visto una serie en color, lejos de Francia, en la soleada California.

Robert Doisneau

Palm Springs 1960 es un encargo de la revista Fortune. Su misión era documentar las bondades de esta ciudad artificial llena de palmeras en medio del desierto de Colorado. Llevó sus cámaras Rolleiflex (que podemos ver a la entrada de la exposición), Leica… y carretes en color.

Robert Doisneau
La cámara de Doisneau

Pues aunque parezca mentira, Robert Doisneau amaba el color por encima del clásico blanco y negro. Pero tenía dos motivos para no trabajar con este material. El primero es que no tenía dinero para costeárselo (poderoso motivo) y en segundo lugar porque no estaba convencido de su durabilidad.

Robert Doisneau

Desde luego emociona encontrarse ante algunas de sus fotos más famosa, como la del beso -aún sabiendo que le provocó más tristezas que alegrías al final de sus días- pero el hecho de descubrir una faceta desconocida de uno de los mitos de la fotografía es mucho mejor. Es sencillamente increíble como su mirada no se corrompe por los azules o los rojos, sino que sale fortalecida.

Datos de la exposición

Del 6 de octubre al 8 de enero de 2017 los fotógrafos de bien y los amantes del arte estamos obligados a acudir a la primera retrospectiva de Robert Doisneau en España.

Robert Doisneau

Todos los días está abierta de 11:00 a 20:00, salvo los miércoles que está hasta las 15:00. Y la entrada es gratuita. No hay excusa para reverenciar a uno de los más grandes fotógrafos de la historia.

Desgraciadamente no he podido ver el catálogo, por lo tanto no puedo opinar sobre él. Desde luego me gustaría que estuviera en la línea de las joyas bibliográficas en las que se convierten los catálogos de la Fundación Mapfre, pero lo sabré cuando en navidades alguien cercano me lo regalé.

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