Una de las cosas que más extraña a la gente es cuando hablo en mi taller De la cámara a la copia final de revelado en fotografía digital. Otros preguntan si me refiero a la edición. Y algunos, más de los que creía en un principio, dicen que con las nuevas cámaras no hace falta nada de eso, que ellas lo hacen por nosotros. En Alcalá de Henares podéis ver a qué me refiero.
Como bien decía Ansel Adams, la fotografía nace en el momento del disparo, pero el buen revelado es responsable del 50% del resultado final. Nunca veréis publicada una fotografía tal cual sale de la cámara. Es un mito que los fabricantes se han encargado de difundir, una leyenda urbana que no lleva a ningún sitio y confunde enormemente a la gente.
Esta leyenda urbana provoca el rechazo de la sociedad hacia los programas de edición, de revelado deberían llamarse, porque piensan que sólo inventan la realidad. Los acusan de ser los responsables de esa supuesta prostitución de la fotografía. Los que hacen que los fotógrafos mintamos por las tentaciones que ofrece… Sí y no.
Para tenerlo más claro y ver hacia dónde voy vamos a ir a los orígenes de la fotografía, al momento exacto en el que presentan la fotografía en la Academia de París. Allí, en 1839, Aragó comentó una cosa que la fotografía viene arrastrando desde entonces. Una losa que nadie ha podido quitar:
…para copiar los millones y millones de jeroglíficos que cubren, en el exterior incluso, los grandes monumentos de Tebas, de Menfis, de Karnak, etc. … se necesitarían veintenas de años y legiones de dibujantes. Con el daguerrotipo, un solo hombre podría llevar a buen fin ese trabajo inmenso… Cabe esperar que puedan obtenerse mapas fotográficos de nuestro satélite. Es decir, que en unos pocos minutos se ejecutará uno de los trabajos más largos y delicados de la astronomía…
La fotografía sólo servía para reproducir la realidad tal cual. Y desde el principio de los tiempos es mentira. Para empezar, el mundo nunca fue en blanco y negro… Y este error perdurará por los tiempos de los tiempos. Y cualquier cambio que cualquier fotógrafo haga de una imagen será tomada como una trampa. Afortunadamente no es así.
Ansel Adams, de nuevo, dio en el clavo cuando dijo lo siguiente:
Un negativo (archivo digital de imagen) es una partitura. La copia es la interpretación.
Y desde esta cita es donde podemos empezar a mirar la fotografía de otra forma, la que nos llevará a conseguir el mejor resultado posible.
En el taller que voy a impartir en El club de fotografía en la bella ciudad de Alcalá de Henares contaré que una buena copia final es un camino con tres paradas: Visualización, disparo y revelado. Es un camino que nos puede ayudar hasta que encontremos una forma personalizada de trabajar. Pero este esquema puede ser útil para todo aquel que tenga una cámara en sus manos.
Visualización
Hay muchas formas de enfrentarse a una fotografía: a lo loco, con trípode, con vergüenza, sin miedo, sin pensar… todas válidas mientras el fotógrafo consiga lo que está buscando.
Es el momento de pensar rápidamente y condensar en milésimas de segundo lo aprendido, sacar fuera todo lo que cada uno lleva dentro.
Es ahora cuando sirve recordar a los fotógrafos que te han marcado, los libros que has leído, los museos que has visitado y sobre todo actuar sin pensar a la hora de aplicar la técnica fotográfica. Esa es la visualización.
Disparo
El disparo, la segunda parada del recorrido que propongo, no ha cambiado nada desde los tiempos pasados. Por mucho que los fabricantes quieran hacernos creer, todo sigue dependiendo del triángulo de exposición. Según la luz y cómo queramos captarla marcamos una sensibilidad, un diafragma y la velocidad de obturación. Y voilá…
Es importante hacer un buen disparo si queremos que el revelado sea más sencillo. No podemos confiar todo a los automatismos y tenemos que saber cómo conseguir más o menos profundidad de campo, elegir el punto de enfoque, lograr más o menos contraste…
El fotómetro está calibrado para devolver una medición para conseguir que el objeto medido de un gris al 18%. Pero sólo mide la luz según dicho patrón pero es incapaz de interpretarla.
Ahí es donde todo cambia y cuándo se descubre a los que saben hacer su trabajo o dejan todo a los ingenieros de bata blancas que trabajan en salas asépticas mientras fabrican nuestra cámara.
Revelado
Y llegamos a la última parada, el revelado. Es en este momento cuando todo lo que has hecho toma sentido y te facilita el resultado final. Si no has tenido cuidado en las dos paradas anteriores puede que este sea imposible.
Pero en el revelado no hay que seguir un camino trillado. No hay que hacer las cosas porque sí. Es bueno tener una rutina, pero cada paso tiene que tener una explicación.
De nada vale seguir la técnica de tal gurú o de ese americano tan bueno si no te detienes a pensar tu fotografía. Lo primero es pensar en esa visualización que te llevó a disparar. Y después dibujarte un esquema mental para saber dónde tienes que actuar para dirigir la mirada del futuro espectador, como podemos ver en el vídeo a partir del minuto 0:55.
El taller De la cámara a la copia final
Todas estas cosas las veremos en el taller de 16 horas que impartiré en El club de fotografía de Alcalá de Henares. Si estáis interesados no dudéis en apuntaros. Además hay dos posibilidades, uno intensivo y otro a lo largo de cuatro semanas.