Como fotógrafo me gusta mucho encontrar homenajes a compañeros. Hace unos meses me encontré con el misterio fotográfico de las Hoces del Duratón, uno de los rincones más hermosos de España.
De repente unos amigos te proponen un plan. Te apuntas enseguida. Al momento otros se unen contigo, mientras los primeros se caen y se apuntan otros a los que no veremos porque van en bici… Un lío maravilloso con amigos de toda la vida que se convierte en un agradable camino por las Hoces del Duratón.
Al final decidimos hacer una de las rutas más famosas del lugar, que parte desde el puente Talcano y recorre el río Duratón bajo paredones de 50 metros y el vuelo de los buitres que reinan en el cielo.
Y aunque fuimos con niños, a la peor hora de la mañana de un día insulso desde el punto de vista de la luz, me empeñé en llevar mi querido trípode. Como ya he dicho en otras ocasiones, nunca sabes cuándo te vas a encontrar la foto de tu vida. Y el trípode es un ayuda inestimable que conviene que se convierta en una extensión de tu cámara.
El misterio fotográfico de las Hoces del Duratón
En este camino recomendable para días primaverales, que recorre el cauce del río vas encontrando diversos parajes rodeados por los famosos muros de más de 50 metros que hacen único el lugar. Te llevan la vista a lo alto, donde el buitre leonado tiene su territorio.
Pues bien, antes de alcanzar el primer tercio del camino, en un piedra, cualquier caminante que pase por ahí puede encontrarse una placa con la siguiente inscripción:
Que una brisa juguetona
esparza sus cenizas
allá donde la flor se atreva.
Oscar
Fotografo naturalista
5-2-66 13-5-89
Y nada más. Sin apellidos, sin referencia al autor del verso. Sólo esas fechas que cuentan una muerte temprana de un fotógrafo de la naturaleza.
Enseguida imaginé una historia tremenda. La idea era informarme al llegar a casa para buscar la biografía de Oscar y contarla en FERFOTOblog.
Pero lo más curioso de todo es que en toda la red no hay ninguna referencia. Algunos sólo dicen que existe. Nadie sabe nada. Es la misteriosa historia de Oscar, el fotógrafo naturalista.
La investigación
Es una de las pocas veces en las que no he encontrado nada referente a un tema en internet. Algo que parece imposible hoy en día y que sin embargo sucede.
Así que empecé a investigar a la antigua usanza. Gabardina, sombrero y cigarrillo. Y un teléfono. Un homenaje a un fotógrafo no puede quedar en el olvido.
Las hoces del Duratón están rodeadas por varios pueblos. El más importante es Sepúlveda, donde encontramos la Casa del Parque. Así que allí llamé en primer lugar.
Felizmente estaban los dos encargados que nos dieron los pases para entrar en la senda, algo imprescindible para proteger la época de cría del buitre leonado. Les comenté el extraño caso, pero para mi sorpresa no tenían ni idea. No les sonaba ninguna historia, y apenas recordaban la placa. Pero tuvieron la amabilidad de darme el teléfono del departamento encargado de la gestión de los parques naturales de Castilla y León.
Allí volví a contar la historia de la placa, y de nuevo la misma respuesta. No tenían noticia alguna de una placa situada en la senda del puente Talcano a puente del Villar. Y me recuerdan algo muy importante. Dicha zona empezó a estar protegida a partir del 11 de julio de 1989. Unos meses después de la muerte de Oscar.
Eso quiere decir que todo lo acaecido anteriormente no está registrado en los libros del parque. La única pista que tengo entonces es que evidentemente alguien colocó la placa libremente, sin pedir permiso a nadie. Y esto complica mucho las cosas…
Por suerte me facilitaron el teléfono del mayor especialista del parque. Si él no sabe nada desiste en tu búsqueda, me dijeron…
La conversación
Al momento marqué el teléfono. Una fuerte voz me respondió al otro lado. Iba en coche, pero con el manos libres. Me presenté como fotógrafo bloguero. Y al instante me contestó que si le llamaba por la placa.
Por fin. Sin embargo, queridos lectores, no obtuve la que yo quería. No sabía nada de Oscar. Le sonaban los versos que hasta nueva noticia son anónimos, y poco más.
Este hombre conocía hasta el último recoveco del parque, y es una figura importante para la protección de las mismas. Pero nunca había oído nada de él. Después de mucho hablar y escuchar historias del lugar me dio el teléfono del alcalde de aquellos años. Si él no sabe nada…
Mi última oportunidad, la última conversación. Todo tiene que salir bien. Así sucede en las películas y en los libros de Hammett. El espectador descubre la verdad.
La conversación con el antiguo alcalde del pueblo fue muy curiosa, enriquecedora, y además ha provocado unas ganas inmensas de volver y comer en su restaurante. Toda la experiencia que te puede dar hablar con un hombre mayor.
Pero nada. Él no recordaba nada de la placa. Me habló de una pareja que vivió en el río hasta que tuvieron un hijo, de la muerte de un hombre de Rumanía, de las cuevas prehistóricas con pinturas, de la cueva de los Siete Altares… Pero nada de Oscar, nuestro fotógrafo naturalista.
Esta historia no tiene final. El alcalde prometió llamarme si se enteraba de algo, pero ya han pasado tres meses y no ha sonado el teléfono. Parece que Oscar, de quien alguien se acordó cuando murió, seguirá siendo el fotógrafo desconocido que tendrá fotografías nunca vistas de los años en los que las hoces del Duratón sólo aparecían en los libros de locos viajeros que se perdían con su Simca amarillo por los caminos polvorientos de una España inédita.
Muy bonito relato, gracias. Lástima no poder conocer a Oscar. Quien sabe si algún día se dará a conocer de alguna forma…
Buenas…
Espero que algún día alguien conozca a alguien que nos pueda contar la historia.
Muy buena historia, no se ha sabido nada de Oscar, pero se tienen datos importantes que son las fechas, según eso se podría acudir a establecimientos que administren información que tenga que ver con esos datos y obtener mayor información.