Soldados fotógrafos

Los soldados fotógrafos de la Primera Guerra Mundial

Durante la Primera Guerra Mundial, los soldados de ambos bandos empezaron a hacer fotografías. Durante el centenario de la contienda, se están redescubriendo todos esos documentos que cuentan cómo fueron aquellos cuatro años oscuros.

Fue la primera gran guerra del s.XX y cuna de la que vendría más tarde. Las cámaras de fotos estuvieron ahí para contarla y asombrarnos de la cruel naturaleza humana cien años después.

Por diferentes motivos, España no participó en la Gran Guerra. Por eso nos sorprende cuando viajamos por Europa y descubrimos la enorme cantidad de monumentos que hay en su memoria.

Las primeras fotografías de una guerra las hizo Roger Fenton en Crimea, en el año 1855. Fue un encargo de su país a cambio de que no mostrara el horror, para evitar desmoralizar a las tropas. Organizar el viaje y hacer las fotografías fue una auténtica aventura, debido al tamaño de las placas de cristal y a la complicada técnica fotográfica, el colodión húmedo. Su historia da para una película que todavía no se ha hecho, pero su trabajo todavía hiela la sangre, pese a no ver ningún muerto.

Roger Fenton
El valle de la sombra de la muerte. Roger Fenton

Pero llegamos a 1914, cuando asesinaron al archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo. Fue el desencadenante que prendió la mecha del clima prebélico que se respiraba en el mundo en aquel entonces. Millones de soldados de ambos bandos fueron enviados al campo de batalla en uno de los conflictos más mortíferos de la historia, con ocho millones de muertos y más de seis millones de heridos.

Los soldados fotógrafos

La vida del soldado, como ocurre siempre, fue muy dura. Para mitigar su dolor y la lejanía de su casa, alguien tuvo la idea de darles la última tecnología, una cámara de fotos Kodak. En concreto la conocida como cámara del soldado, la Vest Pocket Autographic de Kodak con una sencilla lente de menisco.

Soldados fotógrafos
Vest Pocket Autographic

Es una cámara de fuelle plegable con negativos de 4×6,4 cm. Cuando enviaban a revelar el carrete recibían un álbum con las doce fotografías con un tamaño de 6×7 cm, su álbum Kodak que podían tener como recuerdo en las trincheras. Al parecer esas fotos luego las intercambiaban o las enviaban a los familiares.

Ambos bandos promovieron que los soldados tuvieran este entretenimiento, a veces inocente, y muchas veces cruel. Entre las miles de fotografías que se conservan se pueden ver momentos increíbles, como cuando pararon las luchas entre alemanes y británicos para celebrar la navidad de 1914 y posaron juntos como si fueran amigos de toda la vida pero con la certeza de tener que matarse entre ellos cuando despertaran. Pero también existen las imágenes salvajes en las que se retrataban junto con las víctimas que acababan de caer bajo sus disparos.

Soldados fotógrafos
Navidad de 1914

Lo curioso es que, con el paso del tiempo, cada bando entendió la fotografía de distinta manera. Desde los despachos británicos promovieron que sus soldados enviaran todas las fotografías posibles al Imperial War Museum de Londres, creado en 1917. Desde entonces recibe todo tipo de imágenes tomadas en las contiendas en las que han intervenido.

Los altos mandos alemanes dieron menos importancia al valor propagandístico y dejaron total libertad a sus hombres. El paso del tiempo ha demostrado la importancia de la imagen y el poder hipnótico de estos disparos de los soldados.

Sabían -como se demostró en la guerra de Vietnam- que ciertas imágenes podían minar la moral de la tropa y poner a los ciudadanos en contra. Pero nada pudieron hacer ya. Incluso hubo periódicos que convocaban concursos para conseguir fotografías del frente para sus portadas.

Según parece, los altos mandos alemanes dieron menos importancia al valor propagandístico y dejaron total libertad a sus hombres. El paso del tiempo ha demostrado la importancia de la imagen y el poder hipnótico de estos disparos de los soldados.

Con motivo del centenario del inicio de la Gran Guerra se editaron varios libros y montaron varias exposiciones a lo largo del mundo. Esto llevó a buscar y digitalizar miles de documentos que nos cuentan mejor que cualquier crónica cómo era la vida de los soldados durante los cuatro años que duró la contienda.

Fue la primera vez que la fotografía entró de lleno en la guerra. Posteriormente vino la guerra civil española que sirvió como campo de experimentación y entrenamiento para los cientos de periodistas que cubrieron la Segunda Guerra Mundial con sus modernas cámaras de 35 mm.

Y por supuesto, también sirvió para el férreo control de las autoridades que habían aprendido la lección de la fotografía. Aunque hasta la de Vietnam y todas las posteriores no lo consiguieron. Saben que nunca miente.

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