Hiperrealismo

El hiperrealismo. La pintura copia a la fotografía

Durante la primavera de 2013 pudimos disfrutar en el museo Thyssen de una exposición en torno al hiperrealismo, una corriente pictórica que toma como base la fotografía. Vamos a conocer un poco la técnica e historia de este grupo de virtuosos del pincel.

Una de sus herramientas más importantes, a pesar de ser fotógrafos es precisamente la cámara fotográfica. Si no hay fotografía no pueden hacer su cuadro.

Qué es el Hiperrealismo

Esta corriente se llamó en primer lugar fotorrealismo, pues todos los autores de esta corriente reconocían la total dependencia de la fotografía, pero después de su consagración en la Documenta 5 de Kassel de 1972, adquirió el nombre que todavía se mantiene. Gracias a la tecnología digital, han podido avanzar en la concepción de su estilo. Se puede decir que ahora mismo están en un periodo de alta definición.

Los hiperrealistas utilizan la cámara fotográfica como herramienta para documentar el día a día de la vida norteamericana, pero también para investigar sobre la percepción y cómo la fotografía ha cambiado nuestra relación con lo que consideramos la realidad objetiva. Partiendo de imágenes fotográficas, estos artistas se recrean por un lado en el close-up, en la más extrema proximidad, en los detalles agigantados, como los tubos de pintura de Audrey Flack o los juguetes de hojalata de Charles Bell. Y por otro lado, en el paisaje panorámico: desde Richard Estes hasta Ben Johnson, toda una línea de pintores que se han consagrado, emulando a Canaletto o Bellotto, a una reinvención del vedutismo en las ciudades actuales.

No tienen nada que ver con el trabajo del gran Antonio López, por ejemplo, pues el maestro español trabaja en el lugar durante años o décadas, siempre a partir de la realidad. Él siempre está ahí (y ese es su único vínculo con la fotografía, la necesidad de estar) mientras que los fotorrealistas (les llamaré así) trabajan primero con la cámara, y luego, mediante diversas técnicas que veremos más adelante, pasan esa información al lienzo de manera literal.

Lo más curioso de esta corriente es precisamente su total dependencia de la estética de la fotografía en todos los aspectos.

Lo más curioso de esta corriente es precisamente su total dependencia de la estética de la fotografía en todos los aspectos. Trasladan al lienzo, hasta el más mínimo detalle, todas las peculiaridades de la imagen fotográfica, como su color (no es lo mismo el color de una Velvia que una Kodakchrome o un sensor digital del año 2000), o los efectos de una larga exposición como las estelas que dejan las luces de los coches o los fantasmas de las personas que no se paran a posar.

Hiperrealismo

Muchas veces, tienes la necesidad de observar detenidamente el lienzo que tienes frente a tus ojos para asegurarte que no es una fotografía. Y puedes sentirte incapaz de resolver la duda. Hasta tal punto llega la precisión de estos artistas.

Temáticas del hiperrealismo

Las temáticas son, como no podría ser de otra manera, fotográficas. Sus cuadros se fijan en lo banal, en lo cotidiano, en aquellos espacios que nunca antes habían recibido atención alguna en el mundo del arte. La fotografía permitió que una calle cualquiera, el rostro de una persona anónima, o unas simples golosinas, pudieran ser contemplados por gente que nunca estuvo allí.

Este es el gran aporte de la fotografía a la historia del arte: todo objeto, toda visión, tiene derecho a pasar a la posteridad.

Este es el gran aporte de la fotografía a la historia del arte: todo objeto, toda visión, tiene derecho a pasar a la posteridad. Sólo se necesita que alguien quiera hacerlo. Antes sólo se retrataba a los poderosos y a los objetos trascendentales, con una profunda significación. Ahora hasta una vulgar piruleta puede colgar en la pared de un museo, si tiene sentido, claro está.

La influencia de Walker Evans, y de los grandes maestros norteamericanos del color, como William Eggleston, es más que evidente. Parece que no pasa nada en los cuadros, pero reflejan una gran melancolía y la seguridad de que en estos lugares algo ha pasado o pasará, y no precisamente bueno.

Hiperrealismo

Sus influencias también se extienden, como se lee en la cita superior, a Canaletto y sus grandiosas visiones de Venecia, aunque vistas con un prisma actual y sin idealizaciones, con todo el rigor de una imagen fotográfica. Otros temas son el mundo del motor (coches y motos cromadas) y los objetos cotidianos, como un bote de tomate.

Algunos autores del Hiperrealismo para buscar

Robert Bechtle (1932), Charles Bell (1935-1995), Roberto Bernardi (1974), Tom Blackwell (1938), Anthony Brunelli (1968), Chuck Close (1940), Davis Cone (1950), Robert Cottingham (1935), Randy Dudley (1950), Don Eddy (1944), Richard Estes (1932), Audrey Flack (1931), Franz Gertsch (1930), Robert Gniewek (1951), Ralph Goings (1928), Clive Head (1965), Gus Heinze (1926), Ben Johnson (1946)… son algunos de los autores de esta escuela que pudimos ver en aquella magna exposición del museo Thyssen de Madrid.

La técnica de los hiperrealistas

Muchos se preguntan cómo pueden hacer semejantes cuadros. La base ya la sabemos, una fotografía (o varias, como ocurre con el trabajo de Ben Johnson). Después esa información se traslada al lienzo en un proceso que puede durar meses o años (frente a la fotografía que es instantánea) con la ayuda de un aerógrafo.

Hiperrealismo

Algunos utilizan el ordenador para conseguir exactamente los mismos colores, o utilizan la misma pintura que se aplica a los coches (tema recurrente de esta corriente) sobre planchas de aluminio, dando 25 capas de pintura. También proyectan la imagen digital sobre el lienzo (recordando a los grandes maestros del Renacimiento que pintaban sobre la imagen proyectada de la cámara oscura).

Si alguna vez podéis ver una exposición de alguno de estos autores o una colectiva seguro que os llamará la atención hasta límites insospechados. Puedo parecer banal, pero a lo mejor llegáis a pensar lo que me vino a la cabeza ¿por qué hacen esto si existe la fotografía? Mi respuesta hizo que me gustaran aún más. Quizás es una forma de demostrar hasta dónde puede llegar la paciencia del artista. ¿Vosotros qué opináis?

2 comentarios sobre “El hiperrealismo. La pintura copia a la fotografía”

  1. Buenas…
    Muchas gracias por tu amable palabra. No sé si pudiste ver la expo en Madrid, pero fue algo que me llamó mucho la atención.
    Y gracias por pasarte.

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