Cuando quieres avanzar tienes que buscar el estilo de tus fotografías. Según podrás comprobar, elegir un flujo de trabajo u otro cambia el aspecto de nuestras imágenes. Es tan importante como antes era elegir una película o unos químicos de revelado.

Para tener un estilo en fotografía es fundamental tener un flujo de trabajo que se adapte a tu manera de entender la imagen desde un punto de vista técnico. No es lo mismo trabajar con un móvil que con una cámara de formato medio, por poner un ejemplo exagerado. Después de muchos años probando diferentes técnicas, la que más me gusta es la de los objetos inteligentes, un as en la manga de los programas de Adobe que marca un antes y un después en los revelados por la enorme calidad que ofrece.

Pero que sea tan bueno no quiere decir que convenga a tu estilo, lector. Lo mejor en estos casos es investigar hasta que encontremos algo que comunique y muestre lo que nosotros, como fotógrafos, queremos. Y nos sirva para nuestros propósitos finales.

Por poner un ejemplo típico, Cartier Bresson se sintió liberado cuando tuvo entre sus manos una Leica, algo tan pequeño que le permitía ejercer su estilo. O si nos vamos a los flujos de trabajo, que es de lo que trata este artículo, Ansel Adams no paró hasta que dio forma a su famoso sistema de zonas. Hasta entonces no estaba feliz con su trabajo. O Sebastiao Salgado no estaba conforme hasta que encontró su laboratorio en París; o Cristina García Rodero a su Castro Prieto…

La fotografía elegida está hecha en Pola de Lena, otro de los lugares impresionantes de Asturias. En este caso, la imagen la tengo que ver en su conjunto y procurar ajustarla bien para que todas las zonas se vean correctamente o, mejor dicho, se muestren como yo las vi. El cielo lo quiero más dramático. Quiero más contraste en general y tengo claro que la iglesia prerromanica es la parte central de la imagen.

Para que veáis por dónde voy, revelaré una fotografía con tres flujos de trabajo, los más populares entre los fotógrafos:

• En primer lugar, revelaré única y exclusivamente en Adobe Camera RAW, dejándola sólo con los diez pasos que siempre recomiendo.
• En segundo lugar, trabajaré por zonas, con las populares y eficaces capas de ajuste de cualquier tipo y condición.
• Y, por último, los objetos inteligentes de Adobe. Este experimento servirá para ver cómo según el flujo de trabajo escogido la fotografía cambia. No haré grandes procesados, tan sólo los ajustes necesarios.

Veréis cómo cambiará la fotografía.

Adobe Camera RAW

Es mi procesado favorito. Según va pasando el tiempo no sé si estoy más vago, tengo menos tiempo, o juzgo que el tiempo que paso delante del ordenador tiene que ser el justo. Las buenas fotografías salen de la edición, y luego sólo hay que darles un pequeño empujón para que muestren toda su magia.

Este flujo de trabajo se basa en un revelado a fondo en el procesador de RAW de Photoshop o en el módulo Revelar de Adobe Lightroom. En las últimas versiones los resultados son tan asombrosos, que en la mayoría de los casos no hace falta nada más. Sólo hay que saber ajustar todos los parámetros que tenemos a nuestra disposición y una buena fotografía siempre quedará bien.

Así que arreglo la fotografía desde un punto de vista óptico en el panel Correcciones de lente y paso al panel Básico. donde hago los ajustes pertinentes para conseguir mi objetivo. Los parámetros los podéis ver en la fotografía.

Capas de ajuste

Este procesado, que popularizó José María Mellado para el gran público en España, consiste en dividir la fotografía por zonas y a través de las capas de ajuste que podemos encontrar en Capa>Nueva capa de ajuste en Adobe Photoshop procesarlas de la misma forma que revelábamos los más viejos del lugar en el laboratorio, con luces y tapados.

Sólo hay que trabajar con cualquier herramienta de selección y aplicar un ajuste personalizado a cada zona. En cierta manera, es la continuación natural del anterior procesado, pero con un TIFF de 16 bits en vez de un archivo crudo.

He de confesar que fue el método que me abrió los ojos ante el mundo digital, que creía invadido de herramientas para subexponer y sobrexponer. Me gustaba mucho y creo que es el revelado ideal para los que vienen del mundo químico. Es una forma lógica de ver una fotografía, por partes pero procurando que todas tengan sentido.

Objetos inteligentes

Los objetos inteligentes son el último grito en el mundo del revelado y lo que ha permitido que Adobe marque distancias con el resto de los reveladores. Muchos profesionales trabajan con Capture One, pero siempre echan de menos los OI.

Permiten volver siempre a la fuente original, el RAW, y ajustar el revelado por zonas siempre en el archivo original. Siempre mantienen el contenido original de la imagen por lo que facilitan la edición no destructiva.

En este caso seguimos trabajando por zonas, pero en vez de usar las capas de ajuste, que entre otras cosas no permiten salvar píxeles quemados, lo hacemos con los ajustes en el mismo Adobe Camera RAW. La calidad técnica nunca se verá comprometida pues siempre partimos de la base.

Conclusión

Como vemos, con los ajustes básicos, cada revelado está en un punto totalmente distinto. Y lo más importante, todos válidos. Con un poco más de trabajo, podríamos igualar los tres, pero igual no es necesario. Cada uno tiene sus virtudes y sus defectos.

El trabajo de un fotógrafo es escoger el más apropiado para sus propósitos, y no dejarse llevar por las modas o por lo que haga la mayoría de la gente.

Los tres métodos -podría haber puesto bastantes más- dan resultados diferentes. Los tres funcionan. El estilo del fotógrafo no se queda en el disparo, depende de la edición y como vemos, del revelado. Hay que quedarse con uno, pues así conseguiremos que reconozcan nuestro trabajo. ¿Cuál es el tuyo?