Perspectiva de los objetivos

Los objetivos no cambian la perspectiva

El pasado mes de diciembre publiqué un artículo llamado La profundidad de campo a fondo, donde señalé una de las cosas que más comentarios ha provocado: los objetivos no cambian la perspectiva. Hoy vamos a ver de una forma práctica el porqué de esta afirmación.

Tengo que señalar que me ha resultado difícil profundizar en el tema, pues después de leer mucho y hacer varias pruebas he comprobado que hay que tener conocimientos de Óptica. Así que pido disculpas por adelantado si alguna definición o dato no resulta del todo preciso. Si alguno de vosotros ha estudiado la carrera o tiene mayor experiencia ruego que señale las posibles incorrecciones para que todos rechacemos de una vez la falsa creencia sobre la perspectiva y los objetivos.

La perspectiva no depende de los objetivos

Los objetivos angulares no separan los elementos de la imagen y los teleobjetivos no comprimen las distancias. Esto es lo que hemos creído muchos durante mucho tiempo. Yo lo he dicho en mis talleres y lo he leído en muchos libros. Pero es mentira.

Los objetivos no son los responsables del cambio de perspectiva. No podemos decir que un retrato queda mejor con un teleobjetivo porque comprime las facciones. O que un paisaje pide a gritos un angular para lograr mayor profundidad. Hemos vivido en una mentira durante demasiado tiempo, o hemos entendido mal las cosas cuando estudiamos o nos explicaron este tema.

Perspectiva de los objetivos
300mm

Lo único que cambia la perspectiva es nuestra posición respecto al objeto. Los objetivos sólo abren o cierran el ángulo de visión. Dicho de una forma más clara, los teleobjetivos recortan la imagen que ofrecen los angulares. Esa es su única función.

Perspectiva de los objetivos
70mm

Si hacemos una fotografía desde un mismo punto y cambiamos la distancia focal de nuestro zoom, nos daremos cuenta del error en el que estábamos viviendo. Como podéis ver en las fotografías que ilustran el artículo, las distancias entre los elementos son siempre las mismas. Sólo hay un recorte en el ángulo de visión.

Cuándo hay un cambio de perspectiva

Como ya he señalado más arriba, el cambio de perspectiva sólo se produce cuando cambiamos nuestra posición respecto al objeto. Y esto se da tanto en los angulares como en los teleobjetivos.

El cambio de perspectiva sólo se produce cuando cambiamos nuestra posición respecto al objeto. Y esto se da tanto en los angulares como en los teleobjetivos.

Es en este momento cuando varia la relación entre los elementos que forman la imagen y provocan esos conocidos efectos propios de las reglas ópticas. Me refiero a cuando nos acercamos con un angular y nos vemos que el primer elemento parece mucho más grande que el que está al fondo y la distancia entre ellos es abismal.

Esto es sólo por acercarnos al objeto. No es algo provocado por el objetivo. Se conoce como distorsión de la perspectiva. Un angular ofrece además un mayor ángulo de visión y por eso parece que la distorsión es mayor, por la relación entre los diferentes elementos. Y como bien dice Guillermo Luijk:

Un objetivo angular, al proporcionar un mayor ángulo de visión hará que entre en el encuadre una mayor porción de escena, y será precisamente en los bordes añadidos donde más se notará la deformación causada por la perspectiva. Esta deformación aparente es consecuencia ineludible del hecho físico que tiene lugar cuando realizamos una fotografía: una escena tridimensional se proyecta de manera rectilínea sobre un plano (en este caso el plano del sensor). Los elementos que resulten más alejados del centro de la imagen aparecerán «estirados», y las líneas rectas convergerán de acuerdo a una perspectiva cónica.

Pero sólo tenemos que comprobarlo con nuestros propios ojos. Si nos acercamos mucho a un muñeco que tengamos en la mesa parecerá mucho más grande que todo lo demás. Es así de sencillo.

Si cerramos el ángulo de visión la relación entre los elementos que conforman la imagen modifica nuestra percepción y nos hace creer que las cosas están más juntas de lo que parece. Sin embargo, si vemos muchas cosas tenemos la sensación, sólo la sensación, que hay más aire entre los elementos.

Conclusiones

¿Y por qué muchos hemos vivido engañados? Porque cuando usamos el angular nos acercamos y vemos ese efecto que creíamos propio de los angulares y lo mismo cuando nos vemos obligados a alejarnos con el teleobjetivo.

Y resulta que todo depende del ángulo de visión que ofrecen dichas construcciones ópticas y, vuelvo a insistir, de la distancia respecto al sujeto. Los objetivos no modifican la perspectiva ni deforman los objetos. Sólo recortan.

Luego están los problemas inherentes a los objetivos, como las distorsiones, aberraciones y demás. Pero estas no influyen en el tema que estoy tratando. Además hoy en día se pueden solucionar con los programas de edición. La distorsión de barril de los angulares y la de cojín de los teleobjetivos se camuflan en la pestaña Correcciones de lente de Adobe Camera RAW, por poner un ejemplo.

Ahora sólo nos queda salir a la calle y decidir qué objetivo necesitamos para conseguir la foto soñada. Y como siempre se dice, no nos queda más remedio que gastar zapatillas para lograr cambiar realmente la perspectiva.

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