Edición no destructiva

La magia de la edición no destructiva

La edición no destructiva nos permite trabajar de una forma más eficiente con nuestras fotografías, pues siempre tendremos acceso a la capa original y tendremos la posibilidad de modificar cualquier zona en cualquier momento, hasta encontrar el punto dulce de nuestra imagen, donde todas las capas aportan justo lo necesario que precisa el archivo para lucir lo mejor posible.

Los que están empezando con los programas de fotografía intentan arreglar cualquier cosa directamente sobre el archivo. Creen que es tan sencillo que, con hacer un cambio en cualquier zona, no tendrán que volver atrás. La realidad no es así, y lo ideal es hacer siempre una edición no destructiva, que da mayor calidad y mejores resultados en la fotografía final.

La edición no destructiva permite modificar, cambiar o revelar, los datos de una imagen sin perjudicar su calidad original. Es el proceso que se emplea para conseguir los mejores resultados a la hora de sacar a la luz un archivo digital, ya sea fotográfico o no.

La edición no destructiva permite modificar, cambiar o revelar, los datos de una imagen sin perjudicar su calidad original.

La edición no destructiva tiene sentido con todo tipo de formatos, desde comprimidos como el jpeg a archivos crudos. Si elegimos esta forma de trabajar, el archivo resultante tendrá una calidad similar a la del original. Esta es una de sus principales ventajas, pero desde luego no es la única.

Edición destructiva

Los métodos destructivos son todos aquellos que intervienen directamente en el archivo original. Son mucho más rápidos y para manos a las que no les tiemble el pulso a la hora de retocar. Las personas que lo utilizan se escudan en la existencia del panel Historia y que siempre es posible volver sobre nuestros pasos.

Si queremos mantener todos los que damos, podemos ir a Edición>Preferencias y en la sección de Rendimiento, en Estados de historia, elegir hasta 1000 pasos, lo que sería una auténtica exageración por el gasto de memoria que tendríamos en el ordenador, con la consiguiente ralentización del programa. En un ordenador medio lo normal es trabajar con 100 pasos o estados.

El problema es que si necesitamos clonar cualquier zona o limpiar con Pincel corrector un espacio determinado, enseguida llenaríamos de información el panel, y no podríamos volver al punto exacto que quisiéramos cambiar. Y esto la mayoría de las veces es un problema, pues nos quedaríamos atascados en mitad de la nada, y nos veríamos obligados a volver al origen, sin poder recomenzar en un punto intermedio. Sería el mito de Sísifo en versión digital.

Además, si trabajamos en jpeg, tenemos que asumir que cada paso que demos, cada modificación que hagamos, supone una pérdida de calidad del archivo original. Cada cambio es una degradación, una redistribución de los datos y si no trabajamos mucho la foto es apenas perceptible, pero se puede llegar a notar.

No es la forma más lógica de trabajar, y cualquier profesor enseñará a su alumno a olvidarse de esta forma de revelar, que por otro lado es la que aplican las cámaras cuando ofrecen sus bellos archivos retocados en jpeg o la mayoría de las aplicaciones que nos ofrecen con cantos de sirena sus llamativos resultados.

Edición no destructiva

Cada vez hay más métodos no destructivos para conseguir los mejores resultados posibles a la hora de revelar una fotografía. Consisten en realizar cada paso en una capa independiente para poder editarla o borrarla en un futuro sin perjudicar cualquier otro cambio que hayamos hecho en la imagen.

Edición no destructiva
Fotografía revelada por métodos no destructivos

Por ejemplo, en una capa podemos trabajar el cielo de un paisaje, en otra la tierra y en una tercera el río que aparece. Y en cualquier momento podemos cambiar cualquiera de las capas sin preocuparnos de las otras zonas que hemos trabajado en la fotografía.

Y esto es una ventaja, pues en cualquier momento podemos volver sobre nuestros pasos sin el miedo a no poder volver atrás. Los programas siempre nos dan un segunda oportunidad, justo lo contrario que pasa en el momento del disparo.

Los programas siempre nos dan un segunda oportunidad, justo lo contrario que pasa en el momento del disparo.

Existen muchas formas de hacer una edición no destructiva, y conocerlas son la base de una buena postproducción, como dicen ahora pomposamente. Pero todas parten de un misma base:

  1. Lo primero es tener la capa original, la capa Fondo, que jamás tocaremos. Siempre la dejaremos tal cual para tener la referencia original en todo momento.
  2. Después de hacernos un mapa mental de lo que queremos hacer con la fotografía (que se acerque a la previsualización), empezamos a generar capas de ajuste para cada zona (el cielo, la tierra…). Estas capas pueden modificar cualquier aspecto, desde la saturación o el contraste, hasta cambiar la realidad.
  3. Podemos trabajar con capas de ajuste (Capa>Nueva capa de ajuste>…), con capas sin contenido en las que vamos añadiendo información (Capa>Nueva capa); también con capas duplicadas (Ctrl+J) o con una selección que convertimos en capa. Por último, y como colofón a este método, Adobe introdujo los Objetos inteligentes, que permiten volver siempre a la fuente original.

Es una de las formas más interesantes de trabajar, sin lugar a dudas, pero tiene un gran problema. Trabajar así supone un gran gasto de memoria RAM y espacio en el disco de memoria virtual. Si el ordenador no es muy potente, podemos llegar a bloquearlo. Esto quiere decir que hay que trabajar con cabeza.

Pero cuando descubres, al acoplar las capas, que todos los pasos se quedan reducidos a uno solo y que la degradación ha sido mínima, respiras tranquilo y vas a por otra imagen.

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