Filtro UV

El mito del filtro UV

Todos, absolutamente todos, cuando hemos comprado un objetivo hemos recibido de regalo un filtro UV. Es un gesto que esperamos del vendedor. Y se lo agradecemos, mucho. Qué detalle, solemos decir. Pues bien, semejante artilugio estropea la calidad de nuestras fotografías.

Llama la atención cómo se ha extendido el bulo de que es indispensable colocar un filtro nada más comprar un objetivo. Al parecer es garantía de profesionalidad, de buen hacer. En muchos sitios de compra venta señalan con orgullo que el objetivo tiene pegado el filtro desde que nació.

Muchos, si te ven sin él, te señalan con el dedo y en las reuniones de fotógrafos se ríen de ti, sobre todo si es una asociación de fotógrafos cuñados. Que donde vas, que se te va a romper el objetivo si se te cae, si va a coger polvo, que si no sabes cuidar tus cosas… Seguro que muchos lo habéis vivido.

El filtro UV no sirve para nada

Siempre me gusta ir con la verdad por delante. El filtro UV no sirve para absolutamente nada. Y si tiene alguna virtud, es mucho menos importante que la cantidad de problemas que puede dar.

El filtro UV, uno bueno , no el que regalan cuando compramos el objetivo, sirve para evitar que los rayos ultravioletas lleguen al sensor. O eso dicen.

En la época química eran imprescindibles para evitar la luz ultravioleta que recogía la emulsión sensible al azul, frecuente a una determinada altitud. Según los manuales, estos filtros dejan pasar solo la luz por encima de los 365-400 nanómetros, que no es otra cosa más que la mil millonésima parte de un metro.

Actualmente los propios sensores llevan un filtro que corta la luz ultravioleta, con lo que el tema está solucionado. La cosa se puede complicar, desde luego. Pero hoy por hoy las cámaras tienen sensores con sus propios filtros UV.

Los problemas del filtro UV

Creo que es algo que mantienen muchos vendedores para darse el gustazo de regalar algo que parece importante. Pero ya no lo es. Un buen filtro UV cuesta unos 50€ (Nikon NC) y os aseguro que esos no te los regalan.

Estos filtros pueden provocar lo que veis en la imagen que ilustra este artículo y que me ha llevado a escribir este artículo para acabar con su uso indiscriminado de una vez por todas.

Filtro UV
Sin filtro UV

La fotografía está hecha con un Canon EOS 80D y un objetivo EF Canon 50 mm f1,8 II. Es un fuerte contraluz en el que se observa cómo se refleja el exterior dentro de la fotografía.

Filtro UV
Con filtro UV

Llevar un filtro UV, un mal filtro de los que nos regalan, provoca varios problemas:

  1. Pérdida de nitidez. El fabricante no espera ese cristal delante de todas las lentes y ya sabéis lo que hace la luz cuando atraviesa una superficie…
  2. Pérdida de luz, que con algunos filtros puede llegar a ser de hasta un punto.
  3. Posibles cambios de color por el revestimiento del propio filtro.
  4. Un aumento notable de reflejos, como bien podéis ver en la fotografía.

El filtro UV como protector

Llevarlo siempre puesto como protector simplemente convierte a nuestro objetivo en algo mucho peor que lo que compramos. Y no digamos si pasa lo que vi una vez: un polarizador y un UV juntos…

La excusa de llevarlo como protector es la respuesta fácil y rápida, por no reconocer que se hace por pura rutina y porque lo hace todo el mundo.

Los objetivos tienen una lente frontal con múltiples revestimientos, que le dan dureza. La clave es colocarle siempre el parasol, para evitar los posibles golpes… Y si no tienes cuidado con tus objetivos, será porque no te los has comprado tú.

Con el parasol evitas poner los dedos en la lente frontal que tanto nos preocupa. Es más eficaz contra los reflejos que lo que será nunca un humilde filtro. Y siempre puedes limpiar con una suave gamuza de microfibra con movimientos circulares.

Por eso inicio una campaña contra el uso indiscriminado de este filtro que lo único que hace es estropear la calidad final de nuestras fotografías. Pocas veces ha salvado realmente a un objetivo.

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