Cómo hacer la edición fotográfica (y III)

Hoy publico el último artículo sobre la edición fotográfica. Y voy a proponer un método para hacerlo en el ordenador. Hay otras formas, más tradicionales, como imprimir las copias y colocarlas en una gran mesa, pero todo es cuestión de practicar hasta encontrar una forma personal de trabajar en este apasionante mundo que consiste en encontrar las mejores fotos y narrar una historia con ellas. Es algo que muchas veces se olvida en el mundo aficionado.

Qué fotos deberían entrar en nuestra edición

¿Y qué fotos son las buenas? Gran pregunta. Una fotografía es buena cuando te cuenta algo del viaje o de la historia que estás preparando, o te trae algún recuerdo. Y una cosa hay que tener en cuenta, si viajas con la familia o con los amigos, ellos tienen que aparecer en el trabajo final. No puedes dejarles al margen. En las fotografías tienen que salir ellos. Forman parte de la historia.

Una buena fotografía es aquella que cuenta una historia, que impacta, que cuando la ves te trae buenos recuerdos y te dan ganas de volver a ese sitio. Que guarda las mínimas normas de composición, que tiene líneas que conducen la mirada hacia un punto en concreto…

Jamás sintáis lástima por dejar en la papelera una imagen que sólo os de un buen recuerdo. Esa dejadla para la intimidad.

Y nunca se os olvide que sois tan buenos fotógrafos como la peor fotografía que enseñéis, luego fijaos si es importante seleccionar bien. Jamás sintáis lástima por dejar en la papelera una imagen que sólo os de un buen recuerdo. Esa dejadla para la intimidad. Pero puede pasar que una foto jamás funcione sola y necesite un complemento que la explique o de forma… Esto no es otra cosa que la magia de la edición.

El último acto de la edición fotográfica

Dentro de los tres actos propuestos por José Manuel Navia el último es el más complejo, pero sin duda el más satisfactorio cuando conseguimos el resultado que estábamos buscando desde que ideamos el reportaje, ya fuera de nuestras vacaciones o de algo que esperamos publicar algún día.

Para empezar tenemos que tener todas las fotos perfectamente organizadas por carpetas, o en una colección propia. A continuación revisar todas las imágenes en programas como Adobe Bridge o Adobe Lightroom, e ir descartando todas las fotografías malas, las que no llamen la atención. Si hay dudas se quedan para la siguiente criba.

El sistema que más me gusta para editar en el ordenador es mediante estrellas. Las etiquetas de color son más visuales, pero terminan de emborronar la pantalla de colores. Y nunca me acuerdo si el rojo es bueno o señal de peligro.

En el primer visionado marcamos con una estrella, en el segundo con dos, hasta llegar a un número adecuado de preseleccionadas. Este grupo no debería ser muy grande, pues recuerda que las imágenes que mostrarás al final no deberían superar las cincuenta (a 30 segundos cada foto es casi media hora de visionado).

No obstante, y como se dice, allá cada uno con su conciencia y las ganas que tenga de torturar a sus allegados. Y nunca olvides que Robert Frank seleccionó 83 de las más de 30000 que tomó durante un año. Este es uno de los motivos por los que pienso que jamás se pueden enseñar más de cincuenta fotos.

Vamos mirando los archivos y los marcamos con estrellas, bien clicando en el nombre o marcando la imagen con Ctrl+1-5, en función de la importancia que les otorguemos. Al final nos quedaremos sólo con las que tengan mayor puntuación. Desecharemos las fotos que no aportan nada, que están repetidas o en temática o en composición.

Una vez hemos hecho esto en todas las carpetas podemos crear una nueva donde copiemos todas las que hayan pasado la primera criba. Para hacerlo más fácil, podemos servirnos del panel Filtro de Adobe Bridge, en el que se pueden ver sólo aquellas fotos que nos interesen en ese momento, como las verticales, las que tengan más profundidad de campo, o lo que nos interesa en este momento, las que tengan más estrellas.

Ahora tenemos la opción de seguir por el camino digital o hacer, en pequeño formato (6×9 cm), una copia de todas estas imágenes finales, como se hacía en los tiempos clásicos. Este camino facilita el visionado en su conjunto de todo el trabajo para empezar a vislumbrar el resultado final, donde una foto va al lado de otra porque coinciden en el color, o son complementarias o porque crean una panorámica…

Esta idea de componer a partir de un lenguaje visual nos libra de la esclavitud de poner una fotografía al lado de otra por un discurso literario lineal.

Esta idea de componer a partir de un lenguaje visual nos libra de la esclavitud de poner una fotografía al lado de otra por un discurso literario lineal. Tenemos que encajar miradas que coinciden, mismos puntos de fuga, colores complementarios o suplementarios, formas parecidas… Es difícil, pero una de las mejores formas de aprender a hacerlo es viendo los libros de fotografía que tengamos a nuestro alcance y asistiendo a los talleres de los grandes como Chema Conesa, David Airob, Castro Prieto… y a los que damos los que amamos este mundo.

Por poner un ejemplo, en la foto que abre el artículo, del libro España oculta de Cristina García Rodero, hay dos fotos hechas en 1979, pero están separadas por 550 Km. Y sin embargo funcionan y comunican entre sí a la perfección: figura negra contra figura blanca; fondo blanco frente fondo negro. Hay que fijarse más en la relación entre ambas formas que en su proximidad física. Os aseguro que funciona mejor que una narración lineal, donde tendemos a juntar dos o cuatro fotos simplemente por su unidad temporal, aunque estéticamente no aporten nada.

Ya estamos en el punto en el que podemos revelar con nuestro programa favorito la última selección. Ahora se aclaran, se oscurecen, se ajustan en un momento, pues las buenas fotografías no necesitan mucho trabajo de Photoshop (o a lo mejor sí). Al ser pocas, podemos dedicarles más tiempo y dejarlas perfectas.

En este instante, sabemos perfectamente que una va con otra, que una parte de una fotografía conviene oscurecerla o recortarla para enlazarla por las líneas imaginarias que llevamos tiempo viendo entre ellas…

Es difícil editar así, olvidándose de lo que hemos hecho hasta ahora, pero si nos fijamos y hacemos todo el proceso desde el principio, la edición irá saliendo poco a poco. Lo malo de la edición es que es como las opiniones, que todo el mundo tiene una. Lo bueno es que mejoramos como fotógrafo, y es lo único que debería importarnos.

Espero que os haya gustado esta introducción al mundo de la edición fotográfica y que la próxima vez os enfrentéis de otra forma a vuestro trabajo. Da igual que sólo sean las fotos del fin de semana con los niños en la montaña. Siempre es mejor enseñar una buena edición que una mera secuencia de imágenes. ¿Qué pensáis vosotros?

Aquí tenéis la primera y la segunda parte del artículo.

3 comentarios sobre “Cómo hacer la edición fotográfica (y III)”

  1. increíble, muy buen articulo, ayuda mucho, es ligero, pero con muy buena información, sin prejuicios ni pretensiones, gracias!

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