La fotografía en la guerra es uno de los grandes mitos. Hoy en día, cuando un joven adolescente juega con la cámara se imagina como fotógrafo del Playboy, reportero comprometido o fotógrafo de guerra. Extrañamente nadie sueña con ser fotógrafo de producto o de bodas. Pero para ser reportero curtido en mil batallas hay que tener sangre fría y una cabeza a prueba de bombas. Y por lo que cuentan y lo que me imagino, no es nada fácil.