Otro cambio en www.ferfoto.es

Según pasa el tiempo algunas cosas van mejorando. Una de ellas es mi página web, gracias a las manos, la cabeza y el gran interés que muestra mi diseñador, que no es otro que mi hermano.

Ahora los textos se ven más grandes, hasta se pueden ver en inglés, para esos miles de clientes internacionales y potenciales deseosos de descubrir talentos escondidos en estas tierras. Los cursos, resumen y apoyo de mis clases, tienen una distribución mucho más lógica. Incluso conservamos el fondo negro, elegante y mucho menos contaminante. Ya solo falta que avance como fotógrafo para que se convierta en lo que soñé desde un principio.

PD: La visita es gratuita y no hace daño a nadie.

Revisando

Yo vengo de la época analógica, del tiempo de los carretes, y tengo almacenados más de 3000 negativos y unas 5000 diapositivas. Hay mucha historia personal ahí metida. Pero el laboratorio lo recogí hace mucho tiempo y el proyector no sé ni dónde está, por lo que todos esos documentos están dormidos. Muchos dirán que el escaner es la solución, pero eso supone horas y horas de trabajo. Hay otra solución, y os aseguro que funciona muy bien, consiste en fotografiar los negativos con tu cámara digital con un objetivo macro, el mismo proceso que han seguido en la ICP de Nueva York para despertar todos los negativos de la maleta mexicana de Robert Capa  (http://museum.icp.org/mexican_suitcase/castella/conservacion.html). Os aseguro que consigues una calidad impresionante, con la ventaja de tener tus archivos analógicos en formato RAW.

Aquí os muestro un ejemplo, una imagen realizada con mi antigua Minox 35 en la primera visita a la entonces recién remozada Estación de Príncipe Pío:

Luces

La luz del atardecer, la hora mágica, el momento dulce… estaba ahí, esperándome en una gasolinera camino de Madrid, de vuelta de Asturias.

Pensé en la foto postalera, pero eso lo haría todo el mundo ante idéntica situación. Inmediatamente me di cuenta de lo que me había llamado la atención, esos coches aparcados, mal iluminados por las farolas, y ese sol que desaparecía tras los árboles mecidos por el viento. Dos luces en un mismo momento. Dos historias. Como en un cuadro de Magritte. Y lo intenté. Hay que arriesgarse y ver un poco más allá de las guías turísticas.

Medea Vindicada

Ayer asistí al estreno de una obra de un gran autor teatral y mejor amigo: «Medea vindicada, no se rían que esto es muy serio» de Emilio Williams. Tuve el honor de hacer las fotos para prensa y para el cartel. Si quieres reírte y pensar a la vez (sí, hoy en día también es posible) no dejes de verla.

Las babas del diablo de Julio Cortázar

Esto escribe Julio Cortázar en el cuento que inspiró a Antonioni su muy discutible película Blow up. Sinceramente, no se pueden añadir más. Pocas veces se puede decir tanto de nuestra profesión con tan pocas palabras.

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Los puentes de Madison

El otro día, tuve la feliz ocurrencia de leer «Los puentes de Madison», imaginando que iba a disfrutar de un libro superior a la película a la que inspira. Craso error. Puedo afirmar sin miedo que la película no solo es mejor, sino que es otra historia en todos los sentidos. La novela es un tímido esbozo del excelente guión de la película del nunca suficientemente apreciado Clint Eastwood.

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Un mes haciendo el master de fotografía

Pues ya ha pasado un mes y la verdad es que estoy bastante contento. Me siento un poco abuelo al lado de tantos jóvenes. Me he dado cuenta de golpe que no es lo mismo estar en los veinte que en los treinta con una hija maravillosa, una mujer con la que sigo soñando y una hipoteca que está ahí cual espada de Damocles.

Estoy aprendiendo, pero se nota que llevo más de diez años (¿diez años ya?) con la cámara al hombro y cobrando por ello. Qué bueno es aprender, tener ganas de conocer y por supuesto, querer mejorar. Los profesores, por ahora, y no es por peloteo, son muy buenos. Pongo una foto para que veáis cómo voy y si queréis, numerosos lectores, me pongáis nota:


Sergio Larraín

Sergio Larraín es uno de los grandes fotógrafos chilenos de la historia envuelto en el misterio. Un día de finales de los 60 decidió retirarse para siempre de la fotografía y vivir como un ermitaño en su tierra chilena, ¿Por qué? La leyenda dice que fue sentenciado a muerte por la mafia siciliana a raíz de un reportaje para Magnum; pero parece que la historia más fidedigna es por entrar en contacto con corrientes esotéricas. De todas formas fue un grande que, entre otras cosas, inspiró a Cortazar para escribir su relato Las babas del diablo, que inspiró a su vez la película de Antonioni Blow up.

Pero una de las cosas más hermosas que hizo fue escribir una carta a su sobrino cuando éste le comunicó su deseo de ser fotógrafo y le preguntó cómo podía conseguirlo. Transcribo la carta que descubrí gracias a Jose Manuel Navia en el curso que hice este verano con él y su equipo:

“Miércoles, lo primero de todo es tener una máquina que a uno le guste, la que más le guste a uno, porque se trata de estar contento con el cuerpo, con lo que uno tiene en las manos y el instrumento es clave para el que hace un oficio. Y que sea el mínimo, lo indispensable y nada más.

Segundo, tener una ampliadora a su gusto, la más rica y simple posible. En 35 mm. la más chica que fabrica Leitz es la mejor, te dura para toda la vida.

El juego es partir a la aventura como un velero, soltar velas. Ir a Valparaíso o a Chiloé, o por las calles todo el día, vagar y vagar por partes desconocidas y sentarse cuando uno está cansado bajo un árbol, comprar un plátano o unos panes. Y así tomar un tren, ir a una parte que a uno le tinque [tincar: presentir, tener una corazonada] y mirar, dibujar también, y mirar, salirse del mundo conocido, entrar en lo que nunca has visto, dejarse llevar por el gusto, mucho ir de una parte a otra por donde te vaya tincando. De a poco vas encontrando cosas y te van viniendo imágenes, como apariciones, las tomas.

Luego que has vuelto a la casa, revelas, copias y empiezas a mirar lo que has pescado, todos los peces, y los pones con su scotch al muro. Los copias en hojitas tamaño postal y los miras. Después empiezas a jugar con las eles, a buscar cortes, a encuadrar, y vas aprendiendo composición, geometría, vas encuadrando perfecto con las eles y amplías lo que has encuadrado y lo dejas en la pared. Así vas mirando, para ir viendo. Cuando se te hace seguro que una foto es mala, al canasto al tiro. La mejor la subes un poco más alto en la pared. Al final guardas las buenas y nada más; guardar lo mediocre te estanca en lo mediocre. En el tope nada más lo que se guarda, todo lo demás se bota, porque uno carga en la psiquis todo lo que retiene.

Luego haces gimnasia, te entretienes en otras cosas y no te preocupas más. Empiezas a mirar el trabajo de otros fotógrafos y a buscar lo bueno en todo lo que encuentres: libros, revistas, etc. y sacas lo mejor, y si puedes recortar, sacas lo bueno y lo vas pegando en la pared al lado de lo tuyo. Y si no puedes recortar, abres el libro o la revista en las páginas de las cosas buenas y lo dejas abierto en exposición. Luego lo dejas semanas, meses, mientras te dé. Uno se demora mucho en ver, pero poco a poco se te va entregando el secreto y vas viendo lo que es bueno, y la profundidad de cada cosa. Sigues viviendo tranquilo, dibujas un poco, sales a pasear, y nunca fuerces la salida a tomar fotos, porque se pierde la poesía, la vida que ello tiene se enferma. Es como forzar el amor o la amistad, no se puede.

Cuando te vuelva a nacer puedes partir en otro viaje, otro vagabundeo a Puerto Aguirre, puedes bajar el Baker a caballo hasta los ventisqueros desde Aysén. Valparaíso siempre es una maravilla, es perderse en la magia, perderse unos días dándose vueltas por los cerros y calles y durmiendo en saco de dormir en algún lado en la noche. Y muy metido en la realidad, nadando bajo el agua; que nada convencional te distraiga. Te dejas llevar por las alpargatas lentito, como si estuvieras curado, por el gusto de mirar, canturreando. Y lo que vaya apareciendo lo vas fotografiando ya con más cuidado. Algo has aprendido con el componer y cortar, ya lo haces con la máquina. Y así se sigue, se llena de peces la carreta y vuelves a la casa. Aprendes foco, diafragma, primer plano, saturación, velocidad, etc. Aprendes a jugar con la máquina y sus posibilidades. Y vas juntando poesía, lo tuyo y lo de otros. Toma todo lo bueno que encuentres bueno de los otros, hazte una colección de cositas óptimas, un museíto en una carpeta. Sigue lo que es tu gusto y nada más, no le creas más que a tu gusto; tú eres la vida y la vida es la que se escoge. Lo que no te gusta a ti, no lo veas, no sirve; tú eres el único criterio, pero ve de todos los demás.

Vas aprendiendo. Cuando tengas unas fotos realmente buenas, las amplías, haces una pequeña exposición o un librito, lo mandas a empastar. Y con eso vas estableciendo un piso; al mostrarlas te ubicas de lo que son según las veas frente a los demás, ahí lo sientes. Hacer una exposición es dar algo, como dar de comer. Es bueno para los demás que se les muestre algo hecho con trabajo y gusto. No es lucirse uno, hace bien, es sano para todos. Y a ti te hace bien porque te va chequeando.

Bueno, con esto tienes para comenzar. Es mucho vagabundeo, estar sentado debajo de un árbol en cualquier parte. Es un andar solo por el universo. Uno nuevamente empieza a mirar. El mundo convencional te pone un biombo; hay que salir de él durante el periodo de fotografía.”

El verano se va

Ya empieza a hacer frío por las noches, ya el sudor se transforma en piel de gallina. Con lo bien que estuvimos en la playa y la calle, disfrutando del sol…

El verano ya sólo los recordamos por las fotos de las vacaciones. Es muy divertido buscar discursos fotográficos con nuestras propias fotografías.

Nueva York

Parece mentira, pero la semana que viene la galería Estandarte (www.galeriaestandarte.com) expone obra mía en la ciudad de Nueva York, en Manhattan, al lado del Empire State Building, dentro de la feria The Affordable Art Fair (www.aafnyc.com).

Presento dos obras en gran formato y seis en papel, positivadas en Movolcolor. No os podéis imaginar los nervios que se sienten y la inmensa felicidad por ver que mi trabajo atraviesa fronteras. Aquí os pongo una de las fotografías seleccionadas.

Un blog donde conocer todos los entresijos de la fotografía

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