La precipitación en la fotografía actual

La fotografía no es amiga de las prisas. Ahora es más importante la conectividad de una cámara que su calidad de imagen. Al fin y al cabo muchos piensan que sólo es un recuerdo y que no hace falta tener ningún cuidado. Hoy la precipitación es un don. Sólo piensan en enviarla por las redes sociales y mostrar al mundo qué hacen o dónde están.

En las últimas presentaciones de cámaras a las que he asistido, una de las cosas que más han promocionado es la posibilidad de enviar las fotografías inmediatamente después de hechas a través de la conexión wifi a las redes sociales. Al parecer la gente lo demanda, pero no hay nada más nocivo para la buena fotografía que las prisas.

Es uno de los grandes males que ha provocado el mundo digital. Todo el mundo quiere las cosas ya, pero para poder enviarlas y que la gente vea lo bien que lo estás pasando o lo bonito que es el lugar donde están. Todos lo hacemos, incluso el que escribe estas líneas, cuando el otro día tuve la suerte de subir a una de las terrazas más bonitas de mi ciudad. Es algo normal que todos queramos compartir con amigos y familias nuestras experiencias más felices, pero esa imagen será sólo un apunte, el comienzo de algo.

No recuerdo quién dijo que la fotografía es como el vino. Necesita reposar en una sala oscura, bien conservada para no avinagrarse, y cuando pase el tiempo y nuestra cabeza se haya olvidado de los detalles que nos llevaron a disparar, sacarla a la luz para revivirlos de una manera más pura. Es entonces, al cabo de los meses (quién tuviera tanto tiempo) cuando podemos decidir si una fotografía es buena o mala.

Si pensáis que estoy exagerando, os invito a volver a ver todos los disparos del último verano (hace un año ya) y ver si algún archivo que os parecía malo de repente no lo es, o que muchos que parecían buenos jamás los escogeríais de nuevo. Os prometo que os podéis llevar muchas sorpresas con este sencillo experimento.

La fotografía, la buena fotografía, aparte de ser una actividad solitaria, es muy tranquila, y es enemiga de las prisas. Salvo en campos muy vedados, como el deporte o el fotoperiodismo, no conviene ir corriendo. Y eso es lo que están promocionando las marcas y lo que ha provocado el uso del móvil y las redes sociales: disparar deprisa y sin pensar, como si fuera un ejercicio literario de cadáveres exquisitos. Es verdad que es divertido, pero pocas veces da lugar a buenas imágenes si no pensamos antes de actuar.

Precipitacion

Una de las cosas que más me sorprendieron en una de aquellas presentaciones es cuando alguien dijo que una cámara sin conectividad se convierte en una caja sin sentido. Desde luego no pienso así, sólo se queda en una cámara de fotos, ni más ni menos. Hoy en día estamos bombardeados de imágenes insustanciales para la mayoría de los espectadores, pero muy importantes para el autor. Esto es algo que hay que respetar y no olvidar. El aficionado o profesional, cree en lo que hace, pero tiene que saber cómo lo hace. Y no puede olvidar que su fotografía tiene que ser buena, ha de estar pensada y meditada, algo que un disparo precipitado enviado en el momento no puede ser.

Con esta última moda en las cámaras, que sólo intentan luchar contra el ataque frontal de los teléfonos móviles, la fotografía se está convirtiendo en algo que no debería ser, se está adaptando al modo de vida occidental acelerado, donde todo tiene que estar inmediatamente y si no pasa de moda y se olvida. El recuerdo, esencia de la fotografía, no sirve. Parece que sólo está el presente, la inmediatez.

La fotografía se está convirtiendo en algo que no debería ser, se está adaptando al modo de vida occidental acelerado, donde todo tiene que estar inmediatamente y si no pasa de moda y se olvida.

Reconozco que una cámara con wifi y NFC es muy cómodo, pero no es fundamental y desde luego no es para usarlo a todas horas. Tiene usos muy puntuales, que son prácticos en determinadas situaciones. Pero no podemos olvidar, si nos vamos a un terreno material, que usar dicha conectividad consume más batería que otra cosa, y ya tenemos suficiente con cargar los móviles todas las noches…

Es verdad que antes había que esperar a ver el resultado un día o dos en el mejor de los casos, y varios si estábamos de vacaciones, pero la ilusión y los nervios por ver el resultado nos obligaba a esforzarnos más pues siempre teníamos la duda de si lo hacíamos bien. Ahora esas sensaciones desaparecen y podemos enviar cualquier foto en cualquier momento, sin pensar, simplemente porque nos apetece.

Ahora hay aplicaciones que evitan que mandemos un mensaje sin pensar en las consecuencias, no aceptamos un artículo o un libro escrito con faltas de ortografía, pero muchas veces no dudamos en dar a un Me gusta a una imagen comprimida, quemada, mal compuesta y fea simplemente porque nos la envía un amigo desde el otro lado del mundo. Esto es lo que está ocurriendo y con lo que deberíamos tener cuidado. ¿Qué pensáis sobre esta cuestión?

5 comentarios sobre “La precipitación en la fotografía actual”

  1. Pingback: Anónimo
  2. En mi caso no es que le de al me gusta por la foto. Le doy al me gusta porque mi amigo se lo está pasando bien. En todo lo demás no me queda sino estar de acuerdo contigo, otra vez.

  3. Buenas…
    Desde luego que el motivo que comentas es uno de los que más se dan, pero conozco a gente que busca votos propios al votar a otros autores, que es lo que no me parece tan bien.
    Muchas gracias por pasarte.

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