El disparo fotográfico de Henri Cartier-Bresson

Esta es la pregunta que me hago después de leer uno de los mejores libros que he leído sobre Henri Cartier-Bresson. El disparo fotográfico de Clement Cheroux, publicado por la editorial Blume. Hacía tiempo que no veía un libro que merezca tanto la pena comprar.

A muchos nos suena exagerada tal afirmación, pero no se puede negar que es el más conocido y uno de los más admirados por aquellos que empuñan una cámara los fines de semana y fiestas de guardar. Pero cada vez oigo más voces en contra de su legado en entornos profesionales, como escuelas y foros relacionados con el tema.

Henri Cartier Bresson

Muchos opinan que su obra está sobrevalorada. Y que parece que no existe nadie más que él en el olimpo. Incluso confiesan estar hartos de la idea del instante decisivo, explotada hasta la saciedad y convertida en un tópico.

Personalmente es uno de los fotógrafos que más admiro, y uno de los que me invitó a desear tener una cámara entre las manos, por las cosas que se pueden hacer con ella. Pero no le considero el mejor fotógrafo del mundo, aunque tengo que reconocer que es el más influyente.

Todas sus fotografías son bonitas, parecen sencillas y le gustan a todos. Hace lo que le gustaría ver a tu madre y a tu tía monja. Tal es su fuerza. Es el epítome de la fotografía.

Todo lo que vino después -Robert Frank, William Klein, Helmut Newton…- es considerado por la masa como la típica imagen que borrarían si la hicieran con el móvil. Él es un clásico y todo lo demás es una modernez. Le gusta a la gente que admira a Murillo o a Velázquez pero desprecia a Picasso o Miró… Y viceversa.

Pero no se dan cuenta de que la realidad es que Picasso sería imposible sin Velázquez. Y toda la fotografía evolucionó desde la figura de Cartier Bresson, y antes que él estuvo Eugene Atget… En esta historia todo está relacionado.

Henri Cartier-Bresson

Gracias a la labor del escritor de El disparo fotográfico, Clément Chéroux, podemos ver claramente la evolución de un autor que definió como tenía que ser una buena fotografía. Y su mensaje perdura hasta nuestros días.

Henri Cartier-Bresson

Su pensamiento evolucionó según los cambios en su relación con la imagen, desde su gran pasión por la pintura -siempre deseó ser pintor- hasta sus devaneos con el cine.

Su primera etapa fue la surrealista. Luego vendría su compromiso político más marcado. En 1947 inicia su relación más firme con el fotoperiodismo gracias a la creación de la agencia Magnum. Y a partir de los 70 deja el mundo del reportaje para centrarse en momentos más íntimos y personales.

Henri Cartier-Bresson. El disparo fotográfico

A lo largo de este pequeño libro podemos ver algunas de sus fotografías más significativas, e imágenes de toda su vida consagrada a la creación de un mundo puramente visual.

Este libro de la editorial Blume no alcanza las cotas del espectacular catálogo de la exposición que se presentó hace dos años en la Fundación Mapfre, un extenso volumen que se convierte en una obra de referencia. Pero el autor es el mismo, Clement Cheroux, el mayor especialista sobre Cartier-Bresson. Todo el que lo admire debería comprar este pequeño libro.

Henri Cartier-Bresson
Henri Cartier Bresson

Podría considerarse como un resumen perfecto de la vida y obra de Cartier Bresson. Conoceremos toda su vida, veremos sus mejores trabajos, contemplaremos recuerdos personales de su paso por el mundo… Al final del libro encontraremos el último capítulo Testimonios y documentos donde leeremos textos originales del autor, opiniones de otros fotógrafos sobre la figura del francés, y una interesante sección de sus aforismos:

La diferencia entre una fotografía buena y otra mediocre es cuestión de milímetros. Es una diferencia pequeña, pequeñísima. Pero es esencial.

En mi opinión, fotografiar es una forma de comprender inseparable de los demás medios de expresión visual. Es una forma de gritar, de liberarse, no de demostrar o afirmar la propia originalidad. Es una forma de vida.

Por poner sólo un ejemplo de lo que expresa uno de los aforismos, Clement Cheroux nos descubre que su trabajo estaba marcado por las lecturas que le acompañaban, como El número de oro de Matila Ghyka, que le enseñó a componer según el número áureo, hasta Zen en el arte del tiro con arco de E. Herrigel, que le llevó de la mano al budismo en su vida y en su trabajo.

Si además valoramos el precio que tiene, apenas 9€, ya estamos tardando en ir a nuestra librearía más cercana y descubrir de una vez por todas el secreto de una de las miradas más famosas del siglo XX, cuna de muchos de los fotógrafos que en el mundo han sido y serán. No se arrepentirá.

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