Juan Manuel Castro Prieto

Cómo ser Juan Manuel Castro Prieto

Ayer todos conocimos la gran noticia: Juan Manuel Castro Prieto ha recibido por fin el Premio Nacional de Fotografía 2015. Parecía un candidato eterno, y su relación parecía la de Leonardo Dicaprio con el Oscar, pero por fin lo ha recibido, sin duda uno de los más merecidos en la historia de estos galardones.

Juan Manuel Castro Prieto es economista como Sebastiao Salgado, pero se dejó envenenar por la fotografía muy joven:

…es un asunto muy peligroso que rompió muchas carreras universitarias. Las ha destrozado entre comillas, claro, porque sobre lo roto creó una nueva vida.

Durante mucho tiempo sólo era conocido por positivar los trabajos de algunos de los autores más importantes del panorama nacional como Alberto García Alix, Cristina García Rodero o Chema Madoz.

En 1990 partió a Perú con el encargo de copiar las mejores placas de uno de los grandes fotógrafos peruanos: Martín Chambi. Conseguía dos cosas: conocer a fondo la obra de uno de sus fotógrafos favoritos y tener la oportunidad de conocer a fondo uno de los países más fascinantes del planeta. Ese fue el primero de muchos viajes a Perú y, cómo no, como buen fotógrafo, no pudo dejar sus cámaras en casa.

Juan Manuel Castro Prieto
De Viaje al sol

Conforme iba positivando las placas de Chambi, iba viendo que sus propias fotografías cobraban vida, y cuando terminó su trabajo en el estudio del mítico fotógrafo, continuó con su gran proyecto Perú, viaje al sol:

Once años, nueve viajes, miles de kilómetros en auto, en caballo, en barca o a pie, 30000 negativos y muchas horas pensando en Perú y disfrutando. Todas han sido experiencias extraordinarias, incluso los momentos difíciles, y al final he terminado conociendo mejor y queriendo más a las gentes del Perú.

Es un trabajo monumental que cuando se expuso por primera vez, allá por 2001, dejó a todos los visitantes con la boca abierta, pues pocos sabían que ese maestro de los químicos era también un genio con las luces. Sus fotografías son la prueba viviente de que con un dominio impecable de la técnica puedes dar vida a los sueños que pueblen tu cabeza. Lo más impresionante es que la mayor parte de las fotografías de la serie están hechas con una cámara de 20×25 cm, y remiten a un mundo onírico e imaginado por los juegos que realiza con ambos montantes.

Juan Manuel Castro Prieto
De Extraños

Sus fotografías son la prueba viviente de que con un dominio impecable de la técnica puedes dar vida a los sueños que pueblen tu cabeza.

Es muy significativo que con una sola exposición, Castro Prieto se convirtiera en uno de los clásicos españoles de la fotografía. Luego han venido muchas más, como la dedicada a Etiopía o su querida Extraños, en la que siguió profundizando en las posibilidades de la fotografía como vehículo de expresión para hablar de sus historias personales.

La magia de Juan Manuel Castro Prieto

Conoce perfectamente la técnica. Él sabe lo que tiene que hacer para conseguir un buen positivo.  Y lo más importante, sabe cómo revelarlo, cómo interpretarlo para que en la memoria del espectador predomine lo que el autor quiso ver y no quedarse en un mero virtuosismo técnico, algo en lo que caen muchos informáticos, digo fotógrafos hoy, perdón.

Sé de muy buena tinta que algunos (alguna) tienen unos negativos desastrosos de su primera época. Y algunos han reconocido las broncas «cariñosas» que reciben del laborante cuando ve cómo son los negativos. Es un hombre que hace magia con los originales. El principal motivo es porque trata de entender el estilo de cada uno.

Cuando vemos los positivos, bien grandes, nadie es capaz de pensar que esa maravilla ha salido en algunos casos de una película mal forzada, subexpuesta y con zonas quemadas. Castro Prieto conoce como nadie los secretos para sacar información de dónde no hay, y además se adapta a los deseos del autor.

Él mismo reconoce que esta doble faceta de su trabajo es complicada:

Es un peso. La gente se confunde: unos me conocen por positivar y otros como fotógrafo. Y mezclan las cosas, hasta el punto de que muchas veces me siento incómodo. Por ejemplo, en las presentaciones de exposiciones o libros, cuando dicen: «hace los positivos de fulano y mengano. Y, además, es fotógrafo». El laboratorio es una forma de ganarme la vida que me quita tiempo para tomar fotos y que cerraría si pudiese. Además, insisto, da ocasión a que me echen para atrás con frases despectivas como «bueno, es un positivador». Si me preguntas con qué oficio me siento identificado, respondo que como fotógrafo.

Todo se explica cuando le oímos decir que utiliza la fotografía como un filtro de la realidad. Él ve el encuadre como la aportación del fotógrafo a este mundo, acota la realidad a su medida. Para conseguirlo apuesta por diferentes ingenios técnicos visuales, como la basculación del objetivo o del plano de la película gracias a las cámaras de banco que utiliza, además de cámaras de formato medio, réflex, compactas y todo lo que se le ponga por delante.

Puede hacer virguerías o saltarse muchas normas a la hora de disparar, pues sólo sigue su instinto, su forma de percibir el mundo que le rodea. Está muy seguro de lo que hace en todo momento. No quiere demostrar nada. Sólo hacer bien su trabajo.

Pero cuando se mete en el cuarto oscuro, nadie le tose. Porque, sí señores, Juan Manuel Castro Prieto sigue trabajando en el cuarto oscuro, ese espacio maravilloso, rojo y maloliente por el que muchos suspiramos cuando tenemos los ojos rojos de estar mirando a las pantallas de los ordenadores. Ahí es el amo, es mejor que los que revelan los trabajos de Sebastiao Salgado, me atrevería a decir.

Su trabajo en el laboratorio es como un altavoz del estilo del fotógrafo, y del suyo propio, por supuesto.

Su trabajo en el laboratorio es como un altavoz del estilo del fotógrafo, y del suyo propio, por supuesto. Y para los que están obsesionados por la técnica, una cosa que os sorprenderá es que jamás ha utilizado el sistema de zonas de Ansel Adams, la biblia de cualquier laborante. Todo es mucho trabajo, una buena mirada e inspiración. Y mucho Robert Frank.

Y no os creáis que se ha quedado en el pasado, pues su trabajo frente al ordenador sigue las mismas pautas de calidad que tanto nombre le han dado. Ha estudiado a fondo, ha creado su propio método, que por cierto publiqué aquí, y sigue con su inseparable equipo, enseñándonos de la mejor forma posible cómo miran los grandes, entre los que está, sin ningún género de dudas. El Premio Nacional de Fotografía 2015 no es más que una confirmación.

Juan Manuel Castro Prieto es ante todo un fotógrafo con una mirada propia. Es uno de los mejores.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.