Sobre los límites del revelado

Sobre el límite del revelado

A la hora de sentarse delante del ordenador para enfrentarse a una fotografía muchos aficionados no saben qué hacer. Puede que haya dos bandos, incluso tres respecto a los límites del revelado Y seguro que todos tienen razón pero pocos saben por qué.

El revelado es uno de los pasos más importantes de la fotografía. Es capaz de mejorar o estropear un buen disparo, pero nunca hará destacar una buena imagen. Ese es su papel y uno de sus grandes problemas. Los ajenos a este mundo jamás entenderán que el revelado jamás hará mejor a un mala fotografía. Y hasta que esto no se entienda, seremos soldados de una batalla perdida.

Los cuatro posibles caminos del revelado

Después del esfuerzo de hacer una buena fotografía, y ser capaces de reconocerla, que para mi es lo más difícil que puede haber, llega la hora de abrirla con tu editor de fotografía favorito y saber qué hacer con ella.

Pienso que hay tres caminos, que pueden tener tantas bifurcaciones como fotógrafos se hayan detenido a pensar en los pasos a seguir. Elegir uno u otro nos puede marcar como creadores de imágenes. Puede hacer que nuestras imágenes lleguen más al espectador o se queden en meras postales que se olvidarán al pasar página. Eso sí, y siento ser tan pesado, como la foto sea mala no hay nada que hacer.

Dejar la fotografía tal cual

El camino fácil o una fe absoluta en las virtudes de la cámara y en los mensajes de la publicidad. Estos fotógrafos piensan que la cámara digital resuelve todo a la perfección y que con disparar en modo Manual, aunque no tengan muy claro que significa esto, el disparo está resuelto.

Sobre los límites del revelado

Después piensan que con abrirla en el ordenador basta para tener la imagen definitiva. Curiosamente, este grupo de creyentes piensan que los grandes fotógrafos actúan así y por eso trabajan de esta forma. Ojalá fuera verdad.

Acudir a los ajustes automáticos

Cada vez más gente confía en la comodidad de los automatismos. Para empezar gran parte de los usuarios de las redes sociales de fotografía caen en las cómodas redes de los filtros mágicos.

Sobre los límites del revelado

O son incapaces de ser felices hasta el momento en el que pueden apretar el botón automático de revelado, ese que mueve todos los parámetros en un sentido u otro y dan un aire distinto a la fotografía.

En cuanto descubren un programa que es capaz de hacer HDR en 4K sin pestañear lo instalan en el ordenador pues promete resultados fáciles en cuatro pasos. Creen más en los automatismos que en su mirada. Y en muchos casos el resultado final es bueno.

Pero basta con mirar por las redes y descubrir una y otra vez la misma estética, el mismo estilo. Y ese es su problema.

Ajustes mínimos

En este grupo me meto yo. Pensamos que si dominamos la técnica del disparo no es necesario invertir mucho tiempo delante del ordenador. Con cuatro ajustes manuales somos felices y vemos nuestra fotografía convertida en una obra maestra.

Sobre los límites del revelado

Estamos seguros de que invertir mucho tiempo en el revelado es una pérdida de tiempo y la constatación de que el disparo era de todo menos bueno.

Confiamos en nuestra forma de ver y tenemos claro, nada más ver el documento, qué es lo que necesita. Sin dudar, casi sin pensar. Y no creemos cómo es posible que alguien confíe en los automatismos o que se pase horas delante de la pantalla.

Nunca habrá suficientes capas de ajuste en el mundo

En este grupo es donde conviven y se multiplican los fieles seguidores de la informática al servicio de la fotografía entendida como una manifestación empírica de su forma de ver. No hay nada bueno si no se ha pasado la fotografía por cuatrocientos procesos hasta conseguir que en el cielo se vean estrellas al mediodía.

Sobre los límites del revelado

Verles trabajar es una auténtica delicia, aunque suele menospreciar a los que no tenemos necesidad de vivir con más de tres capas de ajuste y alguna que otra de saturación. Prácticamente cada piedra del camino, que tiene una nitidez envidiable, recibe su correspondiente tratamiento en forma de tres o cuatro capas, cinco modos de fusión y puede que más de 80 pasadas con el pincel al 12% para conseguir la adecuada gradación tonal en una imagen de 16 bits.

El resultado es espectacular, pero tan perfecto que muchas veces dudas de si lo que ves en el papel es verdad o fruto de la última actualización de un programa 3D. Nunca se sabe con ellos.

¿Y tú en cuál te ubicas?

3 comentarios sobre “Sobre el límite del revelado”

  1. Buenas…
    Me parece otra opción perfecta. Pero en este caso siempre recomiendo hacer lo que se quiera pero siempre que se pueda justificar

  2. Reconozco que antes podía estropear una buena fotografía con el editor, pero ya no, ahora lo minimo de edición y si la foto no es buena, no ve la luz.

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