Ladrones de fotografía

Los ladrones de fotografías

Recuerdo un caso que pasó hace tiempo en España. Inauguraron una exposición y cuando la publicitan en los periódicos una fotógrafa descubre que algunas de las fotos colgadas son suyas. Es un ejemplo más de lo extendido que están los ladrones de fotografías.

Por si alguien no se había dado cuenta, la fotografía no está valorada en absoluto en este mundo. Lo primero que se hace en muchas publicaciones, ya sea digital o en papel, es buscar una fotografía cualquiera en la red para ilustrar un texto en cuestión. O adornar un tríptico con cualquiera que quede bien. O montar una exposición con imágenes hechas por una persona ajena. Estos son algunos de los ejemplos que podemos encontrar, sin excavar mucho, de ladrones de fotografías.

Por si alguien no se había dado cuenta, la fotografía no está valorada en absoluto en este mundo.

Como fotógrafo profesional he vivido muchas historias basadas en el robo de mis imágenes, pero nunca ha llegado al extremo como la que vivió una fotógrafa valenciana que descubrió, al ver las fotografías de una exposición de una fotógrafa en Galicia que una de las imágenes era suya. Cuando se enviaron las fotos a la prensa, para promoción, empezaron los problemas.

Descubrió que al menos una de las fotografías era suya, por lo que acudió al grupo creado por Tino Soriano Stop clausulas abusivas a los fotógrafos. Enseguida todos los fotógrafos se pusieron de su parte y consiguieron, al menos, que la autora pirata retirara la obra en cuestión de la exposición. Y después de mucho luchar y muchas irregularidades, se decidió clausurar la exposición.

Este es otro ejemplo de lo que tenemos que sufrir los fotógrafos, el desprecio por nuestra profesión. No sabemos de quién es la culpa, No es un caso fácil, como tantos otros. Ahora por ejemplo el mismo grupo ha conseguido cambiar las bases de un concurso que pretendía hacerse con un banco de imágenes de forma gratuita.

Por poner un ejemplo que sirve para este tema puedo poner una historia personal. Hace tiempo el amigo de una amiga se iba a casar, y quería contratar a un fotógrafo para su boda. Enseguida se acordó de mi. Nos pusimos en contacto, hablamos varias veces antes de su gran día, visité los lugares dónde se iba a desarrollar, etc… lo normal para un trabajo de este tipo. Pero siempre notaba a la novia muy reticente conmigo. Será tímida pensé.

El día de la boda marchó sin problemas, pero la novia pocas veces me sonreía y me tuvo una hora y media esperando en la puerta de su habitación mientras todo el mundo entraba para ver cómo estaba antes del enlace. El resto de la fiesta tuvo la misma actitud, pero quedé muy contento del trabajo realizado.

Quedé con ellos para entregarles el trabajo cuando lo terminé. Entonces noté que la novia cada vez estaba más feliz. Que no tenia palabras cada vez que pasaba una página y observaba una foto, casi se rompe a llorar… Al final confesó que hasta ese momento creía que le estaba robando. Pensaba que hacer fotos era lo más sencillo del mundo. Que había pedido a todos sus amigos y familiares para que hicieran fotos aquel día y evitar tener que pagarme. Pero al ver el resultado, y hacer las comparaciones se dio cuenta de su equivocación, y que lo sentía mucho. Se nota que lo dijo de corazón.

Pongo esta historia como ejemplo porque estoy convencido de que la gran mayoría de la sociedad piensa igual que esta chica antes de ver y comparar un trabajo profesional con cualquier otro. Creen que la fotografía es apretar un botón, como se empeñan muchos publicistas para promocionar los últimos modelos y ya está. Afortunada, o desafortunadamente para algunos, no es así.

Es un trabajo profesional que exige años de formación y esfuerzos -económicos si además ejerces de profesional- para tener que aguantar a todos los que en vez de compartir tu trabajo se aprovechan de él o intentan sacar un beneficio económico sin contar al menos con un acuerdo entre caballeros. Algo que duele más si lo hace un compañero de profesión o afición, como ocurrió en Galicia.

Todos sufrimos a los ladrones de fotografías

Muchos compañeros están cansados de ver cómo muchas empresas, tiendas, asociaciones y personas sacan cientos de revistas, folletos, libros… ilustrados con fotografías que encuentran en Internet o que han pedido a Fulanito que tiene una cámara muy buena y que luego con el programa ese se arregla.

Hace tiempo leí un manual de fotografía -que no pienso recomendar- en el que las fotografías, algunas cogidas de páginas web, tenían una calidad tan baja que al impresor le debieron sangrar los ojos. Esto ahuyentó a los posibles lectores. Muchos se olvidan que una buena imagen es importante, y que si se ahorran el dinero ahí, el producto tendrá menos éxito.

Es un tema candente, y sé que le afecta a muchos fotógrafos. Una vez, por una confusión dije que una foto mía  que puse en un artículo era de una ciudad cuando realmente era de otra, y enseguida saltó un lector acusándome de plagio y mentira. Tuve que pedir disculpas y aclararlo.

Los fotógrafos, aficionados o profesionales, tenemos que hacer bien nuestro trabajo. Algún día la fotografía no será considerada como algo que se hace dando sólo a un botón, carente de valor. La sociedad terminará dándose cuenta de su importancia. ¿Qué pensáis vosotros?

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