Richard Avedon

La obra cumbre de Richard Avedon

Richard Avedon realizó su obra maestra In the american west cuando ya había demostrado que era un dios de la fotografía entre el resto de los mortales. Hacer un trabajo que pase a la historia no es fácil. No lo puede hacer cualquiera.

Richard Avedon demostró que la fotografía no es un proceso mecánico, industrial y frío. No por tener la mejor cámara del mercado vas a ser mejor fotógrafo. Su impresionante serie In the American West  es una obra cumbre, demoledora. Nadie sonríe, nadie está cómodo, ni siquiera el espectador. Rostros frontales contra fondo blanco. Lo más parecido a un fotomatón. Parece lo más sencillo del mundo:

Fotografiaba al sujeto delante de una hoja de papel de unos tres metros de ancho por dos de alto fijada sobre un muro, un edificio, a veces sobre el lateral de un tráiler. Trabajaba en la sombra porque la luz solar crea sombras, reflejos, acentos sobre una superficie que parecen decirte dónde tienes que mirar. Quería que la fuente de luz fuera invisible para neutralizar su efecto en la apariencia de las cosas.

Su cámara era una de gran formato, de banco, de 8×10, como la que utilizó en su día August Sander, ajustada sobre un trípode. El puro origen de la fotografía. Es totalmente consciente de lo que tiene entre manos, sacar de la ficción el mito del oeste americano, y acercarlo a su visión:

Un retrato no es una semejanza. En el mismo instante en que una emoción o un hecho se convierte en una fotografía deja de ser un hecho para pasar a ser una opinión. En una fotografía no existe la imprecisión. Todas son precisas. Ninguna de ellas es la verdad.

Cualquiera de nosotros, con los mismos medios, seríamos incapaces de sacar vida con unos medios tan minimalistas, pero estaríamos convencidos de que lo podíamos conseguir. Muchas veces he lanzado el reto al oír semejante sacrilegio, y siempre he ganado.

La fotografía surge de dentro, pues es pura vida. La cámara es una prolongación del ojo que está sometido al cerebro, o si queremos ser poéticos, al alma. La luz pasa a través del objetivo(la pupila) y se plasma sobre la película (la retina) una vez ha sido regulada la luz por el diafragma (el iris) y su duración por el obturador (el párpado).

El trabajo de Avedon nos conduce a su propia interpretación del mundo, a su concepción de la realidad, que asume falsa, pero totalmente válida por ser fruto de su experiencia, porque

Todo lo representado en la fotografía simplemente ocurrió, que la persona del retrato siempre estuvo ahí, nunca se le dijo que se quedará allí, no se le animó a esconder las manos y, en última instancia, ni siquiera estuvo en presencia de un fotógrafo.

La obra cumbre de Richard Avedon

Su gran obra no te deja indiferente. Invita a ser contemplada una y otra vez para descubrir un matiz distinto, nuevas interpretaciones producto de la maduración. Con el tiempo se verá sometida a concienzudos estudios en los que descubrirás nuevas influencias y diversas explicaciones.

Richard Avedon
In the american west

Son herederas de Nadar, de August Sander. Se percibe la huella de Velázquez en la utilización de fondos neutros, en los que levita el sujeto. Él, aunque parezca mentira, se inspiró también en los fríos trabajos de los Becher, en su uso de la luz. Su trabajo puede ilustrar una edición de Las uvas de la ira de Steinbeck o de A sangre fría de Capote.

Estos rostros son una máscara, por emplear la expresión de Italo Calvino, son producto de una sociedad y de su época. La fotografía, en palabras de Roland Barthes, es subversiva, y no cuando asusta, trastorna o incluso estigmatiza, sino cuando es pensativa.

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