Khaled Al Sabbah

La manipulación en el fotoperiodismo

De nuevo suenan las campanas sobre una foto manipulada. Esta vez el fotógrafo, Khaled Al Sabbah, ha sido pillado in fraganti por las cámaras de televisión diciendo a una niña cómo debía colocarse para la foto que luego enseñó en su cuenta de Instagram. La gente se ha llevado las manos a la cabeza.

El fotoperiodismo no es verdad. Así de sencillo y claro. Se puede decir más fuerte pero nunca más claro. Y quien piense lo contrario está equivocado o vive en un mundo de fantasía. ¿Significa esto que estamos engañados y que nada de lo que vemos es real?

La respuesta a esta pregunta no es sencilla. No es ni blanca ni negra. Está llena de matices y nos lleva directamente al auténtico sentido de la fotografía, algo que mucha gente parece no entender o saber. Para muchos todo lo fotografiado tiene una aura de verdad irrefrenable. Si aparece en una fotografía es que es verdad, ha sucedido. Lo que ahí se refleja ha pasado.

Por este motivo muchos creen que las fotos de fantasmas, del monstruo del lago Ness, o de Bigfoot son auténticas. Nada puede engañar a la cámara. Aunque algunos están empezando a sospechar por culpa del Photoshop. Y mucha gente ya no cree en nada.

Ante este razonamiento muchos argumentaran que una cosa es la fotografía creativa y otra muy distinta es la fotografía periodística, en la que el espectador no puede dudar de que sea verdad porque sino el fotoperiodista sería un mentiroso y no quedaría más remedio que denunciarle para que su agencia le despidiera. Porque la pura verdad del periodismo no admite medias tintas.

La manipulación en el fotoperiodismo

Pues bien. Una fotografía nunca muestra una verdad absoluta. Jamás se puede considerar como una adalid de la realidad. Tan sólo es una verdad subjetiva, relativa, personal… como queramos decirlo.

Jamás se puede considerar como una adalid de la realidad. Tan sólo es una verdad subjetiva, relativa, personal… como queramos decirlo.

El fotógrafo encuadra lo que quiere enseñar para contar su historia, su propia realidad. Y el espectador de esa futura imagen decide si lo toma como referencia para saber cómo han pasado las cosas o no. Depende de muchos factores, desde politicos a sociales; incluso me atrevería a decir estéticos.

Un espectador de derechas no verá igual una foto de Pablo Iglesias riendo que uno que le ha votado. Es imposible. Y además no podemos olvidar el contexto, el peliagudo pie de foto que todo lo transforma en la prensa y en la web.

Siempre se habla del mito del fotógrafo que no estaba ahí, el fotógrafo que se esconde y no interviene en la formación de la imagen. Algunos quieren que sean omniscientes, como falsos dioses de la luz. Pero es imposible. Son humanos y sobre todo y ante todo tienen una opinión.

Los fotógrafos tenemos un punto de vista. Es lo que nos lleva a elegir un encuadre u otro. A poner un objetivo angular o un tele (ahora no dejarán hacerlo en el Senado de diputados). A pasar la fotografía a blanco y negro o color (quién diga que el blanco y negro es más fiel a la realidad es que no ve bien, definitivamente). A eliminar o añadir elementos para darle más fuerza a la imagen.

Cuando se hace una foto es inevitable elegir lo que quieres enseñar o no. Y no estás mintiendo. Estás mostrando una forma de entender las cosas. Por volver a la escena del Senado, un fotógrafo sacará al ponente solemne en el estrado, otro fotografiará al del partido contrario quejándose, algunos se centrarán en el movil del corrupto del día… Y todas serán válidas.

En la historia

Y muchos dirán que lo que estoy comentando nada tiene que ver con la historia de Khaled Al Sabbah. Que eso si que es una vergüenza, cómo se le ocurre manipular un instante como ese. Qué falta de ética, qué falta de todo… A los leones.

Robert Capa

Si siguiéramos por este camino, tendríamos que echar la bronca a muchos de los grandes maestros de la fotografía que tanto admiramos, pues muchas de sus fotografías están alteradas de la misma forma que la imagen de Khaled Al Sabbah, cuyo único delito es buscar el mejor encuadre y momento para dar forma a una idea. Es verdad que lo ideal sería encontrárselo, pero muchas veces lo que ves no te sirve para expresar lo que quieres comunicar. Pues dedícate a otra cosa, dirán muchos…

Robert-Doisneau-Le-Baiser-Hotel-de-Ville-Paris-1950

Bien, a los que piensan así toca recordarles que gente de la talla de Robert Doisneau, Eugene Smith, Robert Capa, Joe Rosenthal; y si nos ponemos tiquismiquis, Nick Ut, Irving Penn… modificaron o cambiaron la realidad para adaptarla a sus ideas, a su estilo, a su forma de ver las cosas:

  • Robert Doisneau pagó a dos jóvenes para que se besaran por la ciudad de París para un reportaje sobre el amor.
  • Eugene Smith no dudó en alterar la vida de todo un pueblo para lograr comunicar su idea antifascista con gran dramatismo (incluso manipuló una foto de un entierro para evitar que una mujer mirara directamente a cámara).
  • Robert Capa hizó que un soldado cayera como muerto en una foto que ha pasado a la historia, al menos aparentemente.
  • Joe Rosenthal obligó a vrios soldados a repetir a una escena que no llegó y encima con una bandera más grande.
  • Nick Ut recortó la foto más famosa de la guerra de Vietnam para que no se viera que había más fotógrafos.
  • Irving Penn recortó al extremo su foto más famosa de Picasso para lograr más dinamismo y centrarse en los ojos encendidos del malagueño.

Y podría seguir. ¿Esto quiere decir que esas fotos no tienen valor documental alguno? Son algunas de las fotos más famosas de la historia, paradigma del fotoperiodismo. Unas enseñaron la dureza del franquismo al mundo; otra es el simbolo contra las guerras; aquella contribuyó a que terminara una…

No se trata de una mentira. Muchas veces se trata de elegir el mejor adjetivo, verbo u oración visual para que el mensaje llegue claro a los videntes y les estalle en la conciencia. Sólo trata de eso. No es un engaño, es simplemente una interpretación. ¿A vosotros qué os parece?

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