Ocaso de las marcas

El ocaso de las marcas

Muchas veces, cuando crees que tus dioses son inmortales, que no mueren, puede sorprenderte que puedan llegar a caer. Y ser sustituidos por otros con nuevos y relucientes altares. El ocaso de las marcas como símbolo del paso de los tiempos.

No hay nada más triste que pensar que existen los inmortales. Que el imperio al que sigues jamás podrá caer. Pero si no sabe adaptarse a los nuevos tiempos, a los nuevos cauces que dejan seco su manantial, puede morir, y dejar tras de si un hermoso cadáver.

Hace tiempo que suenan las campanas del apocalipsis en el mundo de la imagen. Todo parece que va a cambiar, que los grandes dioses van a caer al perder la lucha contra los nuevos héroes. Muchos han quedado ya sepultados por la rueda del tiempo.

Pero parece que la batalla por sobrevivir acaba de comenzar. Muchas son las señales, pocas las certezas. Este año que termina puede ser el último para un dios que todos creían que era Júpiter. Nadie lo sabe, nadie lo puede señalar con certeza; sin embargo saben que alguien caerá.

El ocaso de las marcas

Conozco a muchos fotógrafos que cuando ven el logo amarillo y rojo recuerdan con nostalgia los tiempos idos en los que cargaban las cámaras en lugares sombríos con la incertidumbre de volverlos a ver llenos de historias que habían vivido apenas unos días antes.

La popularización de la fotografía fue gracias a ella, a ese sonido que insinuaba el nombre que tan contundente sonaba en todas las lenguas de las tierras conocidas. Sin embargo un día nos levantamos con la trágica noticia. Y nadie tenía una explicación.

La más cercana a la realidad decía que dicha marca fue incapaz de adaptarse al devenir de los tiempos y que parecía que no quería ver que el nuevo orden mundial digital había venido para quedarse. Y que todavía intentaba  atacar con los haluros de plata.

Tal vez murió pensando que nadie podía con ella, y al final no tuvo un único enemigo, sino una alianza que no dudó en seccionarle el cuello cuando creía que todavía podía alzar el vuelo.

Cuando nadie se acuerda del muerto

Nada hay más triste que morir y que al cabo de los años nadie se acuerde de ti. Algunos llegaron a pensar que crear la primera cámara con autoenfoque les daba un billete para la eternidad.

Fuimos los primeros, recordarán muchos que decían. Sin embargo cayeron. Quién sabe si por las malas artes de los enemigos, por una traición interna o por una muerte tranquila en el lecho donde antes solo se respiraba lujuria.

Ocaso de las marcas

Aquel rey murió y muy pronto vino otro que se hizo con el trono. Era nuevo, un mero convidado de piedra, alguien de quien se reían sin parar. Poco a poco, desde lejos, con el apoyo de la memoria del rey muerto, fue escalando posiciones.

Hoy es un dios. Nadie se acuerda de su antecesor. Los más jóvenes del lugar no saben ni pronunciar su nombre. Y ahora todos tiemblan cuando el reluciente rey saca un nuevo modelo.

Y no hace mucho tiempo que se reían de él, por su aspecto innovador…

El invierno ha llegado

La rueda de la fortuna sigue rodando sin cesar. Y esto es algo que muchos olvidan. Nadie está siempre arriba. Y todos terminaremos sepultados por su peso.

Todo parece indicar que un grande va a caer. Sus muros están débiles después de tantos años, de tantos cambios, de tanto inmovilismo. Es el síndrome de la inmortalidad en unos tiempos en los que nada puede permanecer.

Este dios hace tiempo que no respira. Se le olvida que tiene que estar ahí, en primera línea, donde acontecen las grandes batallas. Poco se puede hacer si te quedas en la retaguardia y desapareces bajo el escudo de la historia pasada. Si te olvidas de tus consejeros, de tus sirvientes y apenas dejas cantar a los trovadores sobre tus hazañas, puedes ser devorado.

Ocaso de las marcas
Juego de Tronos

Ojalá esté equivocado, y este artículo que me ha salido con aire épico sea solo una mal sueño después de terminar Juego de tronos. Una serie donde el mal sabes que llegará, y mientras tanto van cayendo las familias por traiciones internas, odios exacerbados y al final nadie sabe cómo quedará el mundo. Ni siquiera si merecerá la pena ser llamado así. El mercado de la imagen cambiará.

2 comentarios sobre “El ocaso de las marcas”

  1. Muy acertado excelente artículo. Quién no se agarra a lo nuevo es sobre pasado por la historia y hecho papilla va al baúl de los olvidos y solo los recordamos cuando vemos las fotos de nuestra niñez tomadas con una baby (me reservo el apellido) ….. y ahora quién le sigue…parece que viene del norte de Europa. Ya veremos

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