Robert Frank William Klein

Robert Frank y William Klein cambiaron la fotografía

Robert Frank y William Klein son, en términos fotógraficos, lo contrario a Henri Cartier Bresson. Es más conocido este último y su estilo el más admirado, pero la segunda vía de la fotografía se debe a los dos primeros. Como dicen en muchos sitios, dieron forma al momento más indecisivo y crearon el lenguaje fotográfico más rompedor.

Robert Frank y William Klein publicaron en los años 50 sendos libros que han marcado a muchos fotógrafos. Hasta entonces sólo teníamos la referencia de los seguidores de Cartier Bresson, que había hecho de su forma de trabajar una lista de mandamientos que aún hoy es seguida con gran fervor.

Para muchos, la fotografía es lo que diga el francés y sus seguidores, y los demás una serie de personas que sacan fotos movidas que no invitan a la contemplación inmediata.

La prueba es que la exposición de fotografía más vista de la historia es la archifamosa La familia del hombre, comisariada por Edward Steichen. Si no me equivoco, es la única exposición que ha forma parte del programa de la Unesco Memoria del mundo. Se expuso por primera vez en el MOMA de Nueva York en 1955 y hoy se sigue viendo en Luxemburgo, en el castillo de Clervaux, por expreso deseo de Steichen.

Lo más curioso es que esta exposición, que fue tildada por muchos de oportunista, sentimental e ingenua, tiene fotos de Robert Frank, aunque luego renegó de sus trabajos en ella.

Lo más curioso es que esta exposición, que fue tildada por muchos de oportunista, sentimental e ingenua, tiene fotos de Robert Frank, aunque luego renegó de sus trabajos en ella. Pero esto es otra historia que trataré en otro artículo.

Fue una respuesta tímida a la barbarie que había vivido (y creado) el hombre durante la II Guerra Mundial. Pero está marcada por el preciosismo y el optimismo que se respira en el trabajo humanista y perfecto de Cartier Bresson.

El camino elegido por Robert Frank y William Klein

Robert Frank y William Klein se alejaron de la perfección impuesta e irreal. No querían guiar la mirada del espectador para que dijera qué bonito foto o qué bien está hecha.

Son los primeros que no piensan que el visitante es como un niño que hay que llevar de la mano para que no se pierda.

Son los primeros que no piensan que el visitante es como un niño que hay que llevar de la mano para que no se pierda. Sus libros son la expresión fotográfica de un movimiento que había conquistado ya la pintura y la literatura. No obstante les llamaron los fotógrafos de la generación beat.

Jackson Pollock, expresionista abstracto, el pintor que bailaba con un lienzo a sus pies y el gran Kerouac, escritor de En la carretera, descubrieron la nueva forma de mirar para William Klein y Robert Frank.

William Klein contra el estereotipo

New York de William Klein se publicó en París en 1955 gracias a la labor incombustible de Chris Marker, un reputado cineasta creador de una obra inolvidable La jetee, que más tarde inspiraría la película de Doce monos de Terry Gilliam.

William Klein

Este libro lo hizo en tres meses. Durante noventa días estuvo fotografiando el libro con la idea terminada en su mente. Es la suerte de ser un genio. El libro ya lo ha visto antes de tenerlo en las manos.

Las imágenes ya estaban, sólo tenía que buscarlas en esa jungla de asfalto que es la ciudad de la estatua de la Libertad. Y olvidarse de la técnica, de las reglas, de lo que está bien porque unos pocos lo dicen.

New York William Klein

Su trabajo es tan triste, tan duro e inesperado, y tan rompedor entonces, que no lo pudo publicar en su país de origen.

Robert Frank y la nueva gramática visual

De Los americanos (1958) ya he hablado en otros artículos. Es la visión de un país a través de los ojos limpios de un suizo que parece olvidarse de las buenas maneras para mostrar el mundo americano.

Robert Frank

De las 27000 fotografías que hizo durante un año en compañía de su familia, gracias a la beca Guggenheim, sólo seleccionó 83 (qué buen antídoto para los que disparan sin pensar miles de fotos y encima enseñan todas).

Y a pesar de contar con el apoyo incondicional de Walker Evans, tuvo que ir a París, de nuevo, para publicar el libro que marcó un antes y un después por hablar de una forma nueva con una cámara.

Los americanos Robert Frank

Ambos libros son rompedores porque se olvidaron de la visión positivista de la sociedad americana de los 50, el estilo de vida americano que todavía hoy se contempla con envidia por una gran parte de la sociedad. Pero también por olvidarse del preciosismo y mostrar las cosas tal cual son.

No todo tiene que ser hermoso y bello, no hay que fotografiar unicamente los grandes momentos, también lo cotidiano (si sabemos mirar y pensar veremos que también tienen sentido si se mira con ojo crítico).

Su técnica no consiste en disparar a lo loco, a la manera que algunas modas de ahora imponen, sino hacer fotos que nunca se hayan visto porque hay poca gente que se atreve a arriesgar.

Sin embargo, para el gran público, las fotos de Robert Frank y William Klein seguirán siendo las que tirarían a la papelera. Algún día serán reconocidos por todos.

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