Richard Avedon

La odisea del laborante de Richard Avedon

Richard Avedon es dios. Creo que In the american west es el libro capital de la historia de la fotografía. No hay nada más grande. Pero una parte importante es la calidad del revelado, hecho por Ruedi Hofmann, que ahora se enfrenta a un gran problema por no tener la firma de dios.

La historia es tremenda. Puede suponer que una persona pueda vivir con total tranquilidad todos los años que le restan de vida y asegurar la de todos sus sucesores o quedarse como está, con sus deudas, hipotecas y demás.

Ruedi Hofmann es un fotógrafo al que le cambió la vida al ver uno de los libros de Richard Avedon, en concreto Avedon: Fotografías 1947-1977, el catálogo de la retrospectiva de 1978 del Metropolitan de Nueva York. Desde entonces su objetivo fue trabajar para él. Y lo mejor de esta historia es que lo consiguió.

Richard Avedon

Entró como ayudante en su estudio, uno de los más importantes del mundo y poco a poco fue ascendiendo. De ser el chico para todo a ser el impresor del trabajo más importante de Richard Avedon: In the american west.

La odisea de Ruedi Hofmann

Él mismo recorrió todo el país junto al más grande fotógrafo de todos los tiempos. Y ya en el estudio en el Upper East Side empezó a revelar, bajo las atentas indicaciones del fotógrafo, las gigantescas copias que supusieron un antes y un después en la historia de la fotografía.

Ese trabajo lo hacía cuando terminaba todos los encargos del estudio, por lo que tenía que quedarse hasta altas horas de la madrugada para terminar el proyecto. Y realmente no le pagaban por ello.

Richard Avedon

Así que, según sus palabras, acordó con Dick (como le llamaban sus amigos) que el pago serían una copia de cada una de las fotografías que formaron la exposición y el magno libro. En total, 126 imágenes de 40×50 cm y 100×150 cm. Y eso es lo que tiene en su poder.

Pero el problema, y donde empieza todo el conflicto, es que no están firmadas por Richard Avedon. Y no figura en ningún contrato que corrobore dicho acuerdo entre caballeros.

Muchas personas cercanas al maestro confirman las palabras del laborante, desde Laura Wilson, autora de un libro fundamental sobre el gran proyecto Richard avedon at work in the american west; hasta David Liittschwager, asistente del fotógrafo entre 1983 y 1986 y la directora del estudio durante 30 años Norma Stevens.

El problema con la Richard Avedon Foundation

Poco antes de morir el propio autor creó esta fundación para preservar su memoria. Ahora mismo el director ejecutivo es James Martin. El hijo de Dick, John Avedon, junto con su mujer Laura son los dos pilares de la fundación.

Richard Avedon

Y están de acuerdo en una cosa. Hasta que no les digan lo contrario nunca van a autentificar las copias de Ruedi Hofmann pues no están firmadas por el propio fotógrafo y en ningún lugar figura que acordará con su laborante semejante trato.

El tema, como nos recuerda el artículo del New York Times, es puramente económico. Cuando sucedió todo en los años ochenta una copia podía costar alrededor de 1000$. Ahora mismo, el récord está en 457.000$ por una copia de la misma fotografía, el inmortal retrato de Marilyn Monroe con la mirada perdida.

Así que estamos hablando de una revalorización que podría convertir a nuestro protagonista en multimillonario, de ahí su interés en vender. La fundación es categórica. Como descubran que vende alguna de sus preciadas posesiones le multarán con 150000$ y demandarán a los compradores. Una pesadilla si eres de los EEUU.

Conclusión

El tema parece que va para largo. Y parece que hay más problemas similares. Gedeón Lewin es otro laborante que también tiene conflictos abiertos con la Fundación.

Richard Avedon

Intentó publicar un libro en el que afirmaba que todas las copias de los años 1964-1980 las hizo él, y que Avedon jamás pisó el laboratorio. Algo totalmente normal y creíble.

Una cosa que mucha gente no sabe es que una cosa es hacer, idear, pensar las imágenes, y otra muy distinta revelarlas. Pocos fotógrafos pisaban el laboratorio. Sólo daban las oportunas instrucciones de lo querían y confiaban plenamente en sus laborantes. Y ahí reside gran parte de la fuerza del trabajo de los grandes. Cristina García rodero sería menos impactante sin el trabajo de Castro Prieto, por ejemplo.

Seguro que Ruedi Hofmann y Gedeón Lewin lograrán sus objetivos si tienen el dinero suficiente y la fuerza necesaria para luchar contra alguien que parece no conocer cómo funciona un estudio de fotografía. Y estoy seguro que si esas copias fueran suyas no dudarían en autentificarlas, pero…

2 comentarios sobre “La odisea del laborante de Richard Avedon”

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