Como dije en el anterior comentario, estuve en el país de las Maravillas de fotógrafo «real». Eso me permitió retratar a los protagonistas para la posteridad. El sombrerero loco se mantuvo quieto un rato, y pude aprovechar la luz ambiente de las bambalinas para contemplar los efectos del mercurio de este curioso personaje, eterno bebedor de té.